La tradición Hopi dice que todos somos agua.
Nuestro Ser, -aunque pretendamos ser modernos y muy racionales-, entiende mejor la realidad por medio de relatos míticos que van al corazón, no a la cabeza. Así, los antiguos enseñaban las verdades importantes.
Estas leyendas perduran aún en aquellos pueblos indígenas, a quienes no les han logrado borrar sus creencias y quienes, por estar casi extintos, no significan ya ninguna amenaza a la narrativa oficial controladora.
Un anciano de la tribu Hopi de Norteamérica explica en el video más abajo, cómo su pueblo se sabe UNO con la Naturaleza.
Entendimiento que no es, como tal vez algunos nosotros tratamos de convencernos, una explicación racional para aceptar, y algún día incorporar a nuestra forma de ver el mundo: Es una especie de parábola que pasa de generación en generación de manera oral, pero va directo a la emoción, y por lo tanto, es reconocida automáticamente por el Ser.
Los Hopi creen que al morir, el agua que conforma la mayoría de nuestro cuerpo se evapora y va a las nubes. -cierto racionalmente también-
Todos los seres queridos, los ancestros, han hecho este recorrido, de manera que los hopi ven a los ríos, a los lagos, al mar, como algo muy sagrado.
Según la historia, por un tiempo, seguimos el ciclo del agua, alimentando las cosechas, manteniendo la vida de los humanos, las plantas y los animales. Embelleciendo los cielos y refrescando en verano. Luego, saltamos entre las rocas del torrente o brillamos en un charco. hasta que llega el momento de regresar a la experiencia humana.
Alguien, con este cuento de hadas en su memoria, ¿se sentiría superior al resto de la Naturaleza y con derecho a destruirla o consumirla irresponsablemente?
Una persona educada con esa historia, no podría sino sentir reverencia al ver pasar el arroyo, al elevar su mirada al cielo o al recibir la frescura de la lluvia!
!Qué facil es entender así! ¡Qué facil sentirse uno con el resto de la Creación!
Así, si los Hopi necesitan lluvia para las cosechas, se la piden a ALGUIEN CONCIENTE que está en la nube... No a un cúmulo de líquido evaporado, -sin corazón-, como lo vemos los occidentales, ridiculizando sus bailes.