jueves, 16 de junio de 2022

La Mentira de la Tecnología

Como en tantos temas, nos tienen encarretados con la tal Tecnología, a tal punto que, cualquier amigo nuestro dirá: "No entiendo cómo pudimos vivir sin ella".

Y yo le respondo: "Sí señor. Durante muchos años vivimos sin la tecnología y en realidad, mirándo con detenimiento, ni nos hacía falta."

Lo que está sucediendo ahora, -y en especial a los jóvenes-, es que nos estamos volviendo totalmente dependientes de ella, lo que, probablemente fue la intención controladora de quienes tan "generosamente" pusieron al alcance del pueblo esos adelantos.

Todo nos habla de qué afortunados somos ahora de tenerla a "nuestro servicio".

¿No será que éramos más libres antes?

Analicemos un aspecto común: El teléfono celular inteligente.

Maravilloso es, que en el instante que recuerdo una conversación pendiente, le envío un audio a la persona destino, sin importar la hora... y espero respuesta. Porque toda la gente que conozco está instantáneamente a mi alcance y yo, al alcance de ellos para toda clase de temas, casi todos sin importancia.

Lo anterior vale para el insistente jefe, para el novio celoso, para el vendedor incansable, y todos los amigos desocupados, fanáticos de algún tema banal, como la política, el fútbol o los divorcios de los cantantes.

Pensemos: ¿Sí es en realidad tan bueno estar a la mano de toda esa gente, que se da cuenta si leo o si no leo su mensaje, o de si evito responder su llamada telefónica?

Pero ¿Cómo funcionaba antes? 

¡Sencillo! Si quería llamar a mi amiga, no lo hacía en horas laborales, sino después del trabajo, a su casa, con toda la tranquilidad para conversar un tiempo relajadamente (y nunca a la hora de comida).

Y si acaso estaba en la calle y debía avisar algo urgente a mi casa, o pedir un dato, buscaba un teléfono público (que los había en las esquinas, en los almacenes grandes y en las tiendas más sencillas) y llamaba al teléfono fijo, que era el único que había. Esta actividad era puntual y terminaba una vez lograda la comunicación mediante una moneda de 25 centavos.


Ahí me desconectaba del tema y recuperaba mi paz mental, para continuar concentrada en lo que estaba haciendo.

Pero ahora, ¡no es así! El tema sigue y sigue, y el timbrazo me asalta cuando estoy hablando con el empleado del banco, o subiendo al transporte o saludando a un conocido. ¡La llamada siempre interrumpe! Corta todas las situaciones, cambia de tema mi cabeza y me lleva a brincos sin dejarme enfocar en nada.

Igual sucede si quiero trabajar. ¿Cuántas llamadas del jefe para saber si realmente estoy avanzando con la labor? ¿Cómo podría avanzar con tantas interrupciones?

Sumemos al amigo que reside en otro pais y no vemos hace años, al que se le ocurre llamarnos en medio de la reunión de trabajo mostando gran estusiasmo por hablarnos, precisamente en ese momento.

Todo eso es muy molesto e incontrolable. Pero lo peor es que estamos totalmente atrapados, y no podemos dejar el celular ni para ir al baño. ¿Es eso un humano avanzado? Más bien, ¡un pobre ser!

Por ejemplo, si se nos quedó por descuido en la casa, debemos devolvernos, aunque lleguemos tarde al trabajo, pues es imposible pasar un día sin el celular.

¿Cómo sobrevivimos entonces, antes sin él? Pues, simplemente ¡Éramos libres! 

Sí teníamos un medio útil de comunicación en la casa, que era suficiente (pero nunca al jefe se le ocurría llamarnos a nuestro hogar ni mucho menos en la noche). 


Pero teníamos opciones para distribuir nuestro tiempo. Posibilidad de ratos de tranquilidad y silencio; o dedicación a algo interesante... o a una persona especial.

Lo que dije: ¡Éramos libres! Ahora no lo somos.





viernes, 10 de junio de 2022

Supervivencia: Cortes de Energía

Siguiendo un poco más en el análisis de qué tan preparados estamos en nuestro hogar para imprevistos, pasemos a ver, en primer término, lo admirable y útil que es tener energía eléctrica.

¡Qué gran diferencia con tiempos pasados, no hace mucho!

De manera que a nosotros ahora, tan mal acostumbrados a las comodidades de la vida moderna, se nos hace terrible que en la noche estemos a oscuras por un corte de luz... Y si esto se prolongara por varios días, de nada nos servirían las linternas recargables que hemos comprado por ahí, que se agotan a las 2 o 3 horas de funcionamiento.

¿Cuál es mi consejo para gente previsiva que no quiera permanecer en la oscuridad ni agotar velitas que manchan todas las mesas y no son prácticas ni luminan la habitación entera?


Pues, es sencillo: ya se encuentran a nuestro alcance lámparas de uno, tres y más bombillos con un panel solar que permite recargarla al día siguiente, solamente sacándola al exterior conectada a un pequeño panel solar, que en un solo día de carga le da la maravillosa autonomía de 20 a 30 horas, que es mucho más de lo que dura una larga noche de apagón.

Las dos que yo tengo, las he probado y son excelentes. Son marca Schneider y su aspecto es el de la fotografía siguiente, aunque hay muchas marcas y precios:
Adicionalmente, tienen una salida para cargar el celular, pues en caso de un corte de energía de una semana, quedaríamos incomunicados, lo cual no es ni agradable, ni seguro.

Espero que les sirva esta recomendación. Y como siempre... Si no sucede nunca una emergencia, pues tanto mejor. Guardamos nuestra lamparita para cuando decidamos ir de camping.




lunes, 6 de junio de 2022

Supervivencia: Escasez imprevista de agua

Continuando en el tema de "Qué tal que algo no funcione...", debemos pensar en lo desastroso que podría ser un corte de agua prolongado... -por la razón que sea-. Entiendo que eso no pasa en el primer mundo, -excepto en las guerras-, aunque sí en las ciudades de Latinoamérica nos sucede a veces, por uno o máximo dos días. De todas maneras, ¡es terrible!! Y si se juntara con un nuevo confinamiento, o con escasez en los supermercados... sería un desastre para nuestra familia: Lo más grave de lo grave.

Entonces, como ya les dije, es necesario analizar nuestro entorno y hacer un Plan B: ¿Qué solución podría yo implementar para suplir por algunos días la falta de agua?

Lo mejor de lo mejor, si vivimos en los suburbios es tener un pozo. Eso nos da autonomía indefinida.

Como un vecino mío, cuyo padre había excavado en el jardín un aljibe de 10 metros de profundidad, que aún actualmente resume agua como loco y que, en un fuerte verano que se combinó con una rotura del tubo del acueducto, fue la salvación de todos los vecinos, quienes hacían fila frente a su casa con baldes... ¡En pleno siglo XXI!! ¡Quién lo iba a creer!


Acepto que el pozo de agua subterránea es complicado y además, el gobierno le pone a uno todas las trabas y permisos. Pero el que pueda, claro, ¡que lo haga ya!

Lo mejor y más factible es que si identificamos los sitios por donde baja el agua lluvia del techo de nuestra casa, seguramente sí podremos colocar alguna caneca o tanque para tener una reserva, aunque sea chica. Con la ventaja de que se llenará nuevamente cada vez que llueva. La Naturaleza nos protege...


Esta es la mejor solución para quien tenga la posibilidad de interceptar las bajantes de su vivienda. 

Ya despues, para usarla, podrá hervirla o potabilizarla con esas pastillitas que venden para camping, o con un poquito de cloro que se comprará con anticipación. ¡Lo importante es contar con alguna cantidad de agua para cocinar, al menos!

 

Ya si el caso es que estamos viviendo en un edificio, es posible mantener en el garaje estanterías con alguna reserva de agua embotellada. Es un poco complicado, pues debe estarse cambiando cada cierto tiempo, pero al fin y al cabo, es una solución:

Lo otro, si nuestra vivienda tiene lavadero en nuestro patio de ropas, y éste posee depósito contenedor de agua, es mantener esta alberca muy bien lavada y completamente llena de agua siempre:


En todo caso, aisladamente o con nuestros vecinos, es conveniente contar con un plan. Tal vez exista una terraza comunal o un jardín en el que podamos colocar un tanquecito de reserva... si nos ponemos de acuerdo o si el dueño lo permite.

No nos cuesta nada ser previsivos ahora, en lugar de empezar a solucionar el problema cuando ya lo tengamos encima.












viernes, 3 de junio de 2022

Supervivencia: ¿Confiados o Irresponsables?

¡Damos todo por sentado! Creemos que las cosas funcionan porque tienen que funcionar, y que el bienestar que gozamos es un derecho adquirido que nadie nos podría arrebatar. 

Hasta tenemos la casa automatizada para que prenda y apague electrodomésticos y luces de manera programada. ¡Internet de las cosas!  

¡QUÉ HUMANIDAD TAN "AVANZADA" PERO TAN DEPENDIENTE!


Es que la mayor parte de la gente en el cómodo mundo occidental, nació en viviendas con servicios públicos muy eficientes, de manera que ver salir el agua del grifo es algo natural y lógico. ¡Así es la ciudad!

Y ¿la energía? las luces se encienden todas las noches en toda la casa y el televisor grita sus mentiras sin problemas técnicos. La licuadora funciona y muchos, incluso, cocinan con electricidad.

Pero no siempre fue así... Mejor dicho, en la historia de la Humanidad, casi nunca ha sido así. Y no lo es en grandes extensiones del planeta.


De manera que hoy, en un mundo tan convulsionado, manipulado y extraño como el que estamos viviendo, donde nuestras libertades (movimiento, autonomía, salud) pueden ser alteradas por una élite de un plumazo, sin que tengamos capacidad de reacción, puede suceder que un día, una semana, un mes, o nunca más, haya Internet, por ejemplo. Eso afectaría nuestras finanzas y nuestros trabajos. ¡Claro!

Pero más grave aún, y ya tocando el tema de la supervivencia misma, ¿Qué pasaría, si durante una semana, un mes, por las circunstancias que fueran, justificadas o no, no contáramos con servicio de energía domiciliaria?


O ¿si la empresa de Acueducto de la gran metrópoli suspendiera su servicio una semana, un mes, por alguna razón (meteorito, asonada, terrorismo, dominación política)?

Es URGENTE entonces que miremos nuestro caso particular. 


Revisemos nuestra vivienda. Los servicios nunca fallan... pero, y si fallaran, ¿estoy preparado? o es que soy el bobito consentido e inútil, que ha vivido bajo la protección del estado (no siempre muy cuerdo ni bien intencionado).

No importan las circunstancias, buenas o malas: Debemos ser capaces de tener un plan B para cualquier emergencia o eventualidad. Debemos preparar nuestra vivienda para no pasarla tan mal en caso de que nuestra endeble civilización se enfrente a cualquier problema temporal.

Gracias a Dios, ¡tenemos la luz del Sol! de manera que nuestra oscuridad nunca sería eterna.

Y gracias a Dios, ¡tenemos la lluvia y los arroyos, incluso, las aguas subterráneas!

El mundo natural siempre nos protegió. Sin embargo, vivimos en un sistema demasiado artificial y además, no estamos preparados.

Ojo: ¡Que no seamos nosotros los despistados del edificio que, depronto, no pueden cocinar su comidita porque no hay luz!


O al contrario, si Rusia interrumpe el suministro de gas, pero mi estufa funcionaba con gas... y yo... no tenía un cilindrito de reserva, ni un reverbero eléctrico. 
¡Pilas!!!