y nunca permitir su enfrentamiento con otro ego.
(Eso depende de los fluctuantes estados de ánimo, que no son del Observador).
Cuando comprendemos que somos Uno y el mismo Ser, terminan las batallas pues lo que se hace a otro, se hace a sí mismo.
Cuando comprendemos que somos Uno y el mismo Ser, terminan las batallas pues lo que se hace a otro, se hace a sí mismo.