Fui emanado de un Sol de hermosura inconcebible.
¿Cómo podría ser un pecador?
Como decían sabiamente las abuelitas: "Las cosas se parecen a su dueño"
Soy Hijo de Dios y por lo tanto no puedo más que ser Amor.
¿Qué me preocupa entonces, sobre mí mismo?
¡No necesito psicoanálisis, ni curso de auto estima!
¡Mi valor y mi esencia se cae de su peso!