sábado, 21 de septiembre de 2013

El Yoga Tibetano de los Sueños / Manos de Cristal

Toda mi vida estuve fascinada por el fenómeno del sueño. Los viajes, la ingravidez, los colores, ¡La luz! La maravilla de la recuperación de la energía con solamente unos instantes de sueño, me asombraba. Las aventuras que vivía en mis sueños, que con frecuencia eran muy agradables y bellas, rodeadas de auras floridas, aromas rosados, ambientes cálidos y rococó. Como en un cuento para niñas del siglo XIX.

También en sueños, me gustaba mucho volar... Es indescriptible el gozo de ascender y descender a voluntad, sintiendo el aire golpeando mi cara y moviendo mi cabello, mientras las casitas y las montañas se veían más y más pequeñas... Pero derivada de éste placer, finalmente, se me volvió obsesión "controlar" los sueños. Quería determinar el tema del futuro sueño minutos antes de dormirme, cosa que puedo afirmar que se puede lograr. Igualmente, cuando por alguna razón me despertaban en medio de un sueño interesante, obtuve la capacidad de regresar exactamente al punto donde se había suspendido la aventura, una vez reanudaba el descanso.

En este afán de controlar de los sueños, leí mucho. No me gustó la interpretación onírica de los grandes psicólogos, -entre los cuales estaba, con sus pésimos equivalentes, Freud-, sino en cambio, la de Jung con el inconsciente colectivo, nuestras ideas comunes y arquetipos. Luego Borges con sus magníficos cuentos que tan sabiamente tratan el tiempo y los sueños. Un sueño dentro de otro y éste dentro de otro. O un soñador que genera otros soñadores, uno de los cuales, finalmente me sueña a mí.

También conseguí libros y videos de técnicas para obtener el sueño "Lúcido", que es aquel en que te ves más real que en la realidad. Eres consciente de cada detalle y después recuerdas vívidamente lo que sucedió en él. Es un sueño que generalmente nos marca y nos impacta. Al despertar estamos seguros de haber ido realmente a otra parte y haber hablado con alguien con certeza. Aunque tal vez sepamos que esa persona está fuera de nuestro alcance o quizás, muerta.

En este enfoque existe el libro de Stephen LaBerge, Ph.D. Lucyd Dreaming, que se acompaña de un CD para oir mientras conciliamos el sueño y que enfatiza en la intención del soñador. Luego, de carácter más espiritual, con toques de sicología y chamanismo, está la obra de Robert Moss, Concious Dreaming. A Spiritual Path for Everyday Life, en la que se subraya la necesidad de anotar inmediatamente al despertar los sueños recientes, para luego darles alguna interpretación o utilidad. Así fue que llené montones de libretas con sueños de lo más divertidos a veces, sublimes las otras y simplones la mayoría. Pero que me ayudaban a entender mi forma de ser, mis relaciones y mis miedos.

Pero lo mejor fue el tener acceso a las milenarias artes tibetanas del Yoga de los Sueños: En éste yoga o práctica, nuestras experiencias oníricas son consideradas otra realidad tan válida como la vigilia; por eso, a través de enseñanzas y prácticas, el yogui puede aprender a reconocer y dominar esta otra realidad. 

El paralelo con nuestra alegoría del Durmiente es que el yoga de los sueños sostiene que permanentemente vivimos en una ilusión similar al sueño, pero que también mediante él, podemos despertar a la Realidad. Porque el budismo tibetano enseña a mantenerse despierto durante el tiempo en que se está soñando, y a aprender a soñar los resultados que nos gustaría tener en la vigilia. 

La base de esta práctica está en ser totalmente conscientes en cada actividad diaria, para luego extrapolar esta conciencia a nuestros sueños, fase donde suceden actividades que no controlamos. Entonces, cuanto más te preparas durante el día, más ligera y clara estará tu mente; pero si durante el día estás desequilibrado por las emociones y apegado a las formas, entonces tu sueño será denso y oscuro, y la lucidez de la mente disminuirá.

Existen entonces, prácticas meditativas enfocadas en la persistencia de la consciencia durante el tiempo en que se duerme, logrando así el pleno control sobre las experiencias oníricas. Esto se consigue, primero tomando conciencia de uno mismo durante el sueño. Esta técnica, permite unificar la vigilia, el sueño y la propia muerte. Significa un gran esfuerzo, pero se puede hacer una prueba de realidad: lograr detenerse un instante en el sueño y pensar ¿Quién Soy? O mirarse las manos y darse cuenta de que son transparentes (como de cristal azulado), lo que nos hace caer en cuenta de que no estamos en el estado de vigilia... De que algo está fallando... Algo no está bien... De que nuestro cuerpo no es muy sólido...


En síntesis: La Vida Sí Es Un Sueño y nuestros pequeños sueñitos diarios nos lo han estado diciendo permanentemente, aunque no les hacemos caso. No integramos la experiencia total, sino que pensamos que son cosas desconectadas. No usamos el modelo... la pista que se nos ha dado. Y perdemos mucho tiempo, como lo perdí yo, -años de años-, tratando de controlar e interpretar mis mini-sueños, sin saber para qué.

¿De qué sirve darse cuenta dentro del pequeño sueño, de que estamos soñando? Más bien, ¡Trabajemos para darnos cuenta dentro de esta aparente vida, que estamos soñando el gran sueño! ¡Y busquemos la salida! Y para ello podemos utilizar todas las técnicas existentes desarrolladas para el mini-sueño.

¡El quid del asunto es reconocer que efectivamente estamos "adentro" en este momento!

MAESTRO DEL SUEÑO: (Extracto del libro La Maestría del Amor de Don Miguel Ruiz)

"Tu vida es la manifestación de tu sueño personal. Si eres capaz de transformar el programa de tu sueño personal te convertirás en un maestro del sueño. Un maestro del sueño crea una vida que es una obra maestra. Pero llegar a ser un maestro del sueño representa un gran reto, ya que normalmente los seres humanos se convierten en esclavos de sus propios sueños. El modo en que aprendemos a soñar es una trampa. Con todas las creencias que tenemos de que nada es posible, resulta difícil escapar del sueño del miedo. A fin de despertar del sueño, necesitas dominarlo.


Por esa razón los toltecas crearon la Maestría de la Transformación, para liberarse del viejo sueño y crear un nuevo sueño donde todo es posible, incluso escapar del sueño. En la Maestría de la Transformación, los toltecas dividen a la gente en soñadores y cazadores al acecho. Los soñadores saben que el sueño es una ilusión y juegan en ese mundo de ilusión sabiendo que se trata solo de eso. Los cazadores al acecho son como un tigre o un jaguar, y están al acecho de toda acción y reacción.

Tienes que acechar tus propias reacciones; trabajar en ti mismo a cada instante. Requiere mucho tiempo y valor porque resulta más fácil tomarse las cosas como algo personal y reaccionar de la misma manera que acostumbras a hacer. Y eso te conduce a cometer muchos errores y a padecer mucho dolor, porque tus reacciones solo generan mas veneno emocional e incrementan la desdicha.

Ahora bien, cuando seas capaz de controlar tus reacciones, descubrirás que no tardas nada en ver, es decir, en percibir las cosas como realmente son, pero debido a toda la programación y a todas las creencias que tenemos, hacemos interpretaciones de lo que percibimos, de lo que oímos, y sobre todo, de lo que vemos".