Mis pensamientos de ataque, atacan mi Invulnerabilidad.
El Ser es invulnerable, eterno, completo y tiene toda la capacidad para ser feliz.
Pero en determinado momento escogió -probablemente por diversión- crear pensamientos que "materializaran" cualquier cosa en el tiempo y el espacio, dimensiones en las que quiso experimentar.
Resultado: Con el uso de este instrumento surgió un mundo de formas atrayentes y colores brillantes... sabores exquisitos y sonidos placenteros. Un lindo sitio para estar un rato.
.. Pero ¿Qué pasó? El tiempo y el espacio implicaban solidez... Privaron al Ser de su infinitud y le dividieron en millones de fragmentos, cada uno con su propia perspectiva.
Aparecieron entonces atributos del espacio, que comenzaron a nublar la conciencia de este Todo aparentemente dividido, como son la Escasez y la Individualidad.
Cada chispa de conciencia empezó a luchar por su supervivencia con las otras, de manera abierta o solapada, pues para ella, los recursos aparentaron ser limitados. ¡Todo un problema de perspectiva! Fue como si el Universo entero hubiese bajado a jugar dentro de un átomo: Se tenía que sentir molestamente estrecho y sus cualidades parecían estar reducidas. Pero no importaba. Era una especie de expedición. Un juego. Pues el Ser sabía aún quién era...
El problema vino cuando se confundió y empezó a olvidar su divino origen.
Ahí el juego continuó con ojos vendados y la batalla se hizo más cruenta. ¡Todos contra todos! (Aunque sabemos que era uno solo contra sí mismo).
Así, las partículas utilizaron su facultad creadora para atacar al otro, sin darse cuenta de que con ello, no estaban más que auto atacándose.
¡Y ahí está nuestra Humanidad ahora!
Es un gran Ser invulnerable, que cree que está sufriendo de múltiples ataques, cuya intensidad y efecto se multiplican como olas que migran a tsunamis, pues él mismo no detiene la causa de este desastre.
Pero en respuesta, ahí está la salida que nos enseña esta lección: Solamente dejando de atacar a los demás y de atacar a nuestra propia mente, podremos resolver esta incómoda y singular situación.
Porque sucede que encima de todo, en nuestra ignorancia de cómo el pensamiento crea realidades, atacamos también nuestra propia mente con negatividad y pesimismo, esperando con frecuencia desenlaces adversos a nuestros problemas.
Ese hábito hay que erradicarlo. Porque nos roba la invulnerabilidad natural que poseemos.
¡Pensemos que todo tiene que salir bien!
¡Todo sale bien!
Eso es lo que nos corresponde por ser quienes somos.
¡Todo sale bien!
Eso es lo que nos corresponde por ser quienes somos.
Borremos de nuestra mente todo pensamiento de preocupación, ansiedad, depresión, porque no son más que ramilletes de enunciados nefastos creados por nosotros mismos, como si quisieramos que todo fallara.
El ejercicio de la lección 26 consiste en observarnos cuando caemos en la tentación de pensar así:
"Estoy preocupado acerca de _________________
y temo que lo que pueda ocurrir es que _______________"
Cada preocupación que albergamos en la mente es un ataque a nuestra invulnerabilidad, porque nos degrada a nuestros propios ojos, permitiendo que nazca la posibilidad de fallar.
Así que ejercitémonos en el pensar limpio y confiado que un Hijo de Dios debe acostumbrar naturalmente, sin permitir que se asomen a la conciencia las listas de posibilidades de error. Y si acaso aparecieran, eliminémoslas instantáneamente diciendo:
Este pensamiento es un ataque contra mí mismo
Como consecuencia viviremos de forma más liviana, respetando a los demás, -no importa quienes aparenten ser o cómo piensen- y lo más importante,
¡Empezando a recordar quiénes somos!