lunes, 16 de mayo de 2022

¿Qué seré en mi próxima vida?

Esta situación que voy a relatar, nos aplica a todos. Cada uno puede hacer el ejercicio, sentándose honestamente a pensar.

En una charla de estudiantes de lo profundo, alguien lanzó la pregunta: Me gustaría saber ¿Qué quieren ser ustedes en la próxima encarnación?


Surgieron, entonces, una serie de sueños no realizados, con deseos, propios de una competencia sobre quién sería el más grande la próxima vez.

  • Ella, la amiga querida, dijo: "Yo quiero ser un gran médico. El mejor del mundo. Y no cobraría por sanar a la gente; ni le daría fármacos nocivos jamás."
  • Su novio enunció: "Si me fuera dada la fortuna de elegir la próxima vida, sería un líder espiritual. El más sabio y generoso. Y ayudaría a toda la Humanidad, si me fuera posible".
  • Yo dije: "Sería un gran escritor de temas trascendentales, que sirvieran a la Humanidad para despertar y reconocer su unidad con Dios".

Pero ante el silencio del más sabio de los amigos, se le insistió: "No has dicho nada. ¿Quien quieres ser tú en tu siguiente encarnación?"

Y el más sabio de los sabios, dijo: 

"Sinceramente, no quisiera nuevas encarnaciones. Pero, si regresar fuera inevitable, sería el pececito menos vistoso de un arrecife de coral".

¡Todos quedamos callados!



viernes, 13 de mayo de 2022

De Regreso al Shambalá

Tal vez, cuando El Todo dijo: 

"Quiero conocerme mejor a Mí Mismo. Y lo haré mediante La Creación", no sucedió un violento proceso de exteriorización como pensamos (Big Bang de energía y materia), sino que en cambio, se realizó la interiorización de un Sueño en su sustancia propia, ¡Pues nada podía crearse fuera de lo que ya era Todo!

Lo hizo mediante el laberinto de los espejos en su propia mente. ¡Mediante el Sueño!

 

Recuerdo mi fascinación por los sueños. Los anotaba en la mañana en libretas de papel periódico que me confeccionaba mi hermano, como regalo de cumpleaños cada año.

Luego supe del Sueño Lúcido; después del Arte de Ensoñar de Castañeda y finalmente, del Yoga de los Sueños del Budismo Tibetano. Mucho estudié y muchos ejercicios, más o menos exitosos, practiqué sin utilidad tangible.

Pero, me pregunto ahora, ¿Por qué yo sentía ese impulso obsesivo por entender los sueños?

La razón, ya la he mencionado en otras entradas: Estoy convencida de que se nos dio el sueño nocturno como una pista para entender nuestra Realidad de manera intuitiva y simple. Algo capté en mis momentos más lúcidos:

¡Yo no soy el Soñador!

Soy solamente un personaje en un sueño gigantesco y eterno, con cierta autonomía, cuando logro ser conciente de lo que sucede.

Nota: Cada protagonista y cada personaje extra son puntos de vista únicos y particulares dentro de este Sueño.

La metáfora del Sueño es como un arquetipo... un mito... que nos revela claramente nuestro origen y nuestro propósito. Sin necesidad de cálculos y lógicas. Sin necesidad de ser unos genios usando la razón y la deducción. 

Como para poder entenderlo por simple aceptación intuitiva... como los místicos entienden sus cosas:

Amado: ¡Soy lo que Tú estás soñando!
¡Soy tu personaje onírico consentido!
¿Cómo podríamos estar (ser) más cercanos?
Lo único que resta aquí,
 es incrementar mi conciencia en la comunicación íntima contigo
Y, ¡disfrutar el gozo derivado de ello, mi Amado Durmiente del Shambalá!

Esto, era más o menos lo que se buscaba en las técnicas oníricas místicas, que en línea con las dos más recientes entradas de este blog, significa:

Porque soy un bello sueño de tu Mente Infinita
todo lo que veo a mi alrededor, eres Tú.
Y todo lo que me compone y me anima
está hecho de Tu Sustancia Misma.


El símil del sueño es tan simple, y a la vez, tan coherente, que todas las elaboraciones racionales que nos han consumido esta existencia (hologramas, bigbanes, extraterrestres, manipulaciones, entre otros), encajan y son posibles -aunque, bajo esta luz, ya no tan importantes-.