Matrix, tal como la conocemos, es la descodificación intante por instante de las frecuencias auditivas, gustativas, tactiles y visuales con las que interactuamos a través del cuerpo.
Haciendo esta claridad, queda resuelta la pregunta de si un árbol en lo profundo de la selva donde no hay nadie observando, produce o no, ruido al caer.
La respuesta, según lo que vamos aprendiendo, es "no". Porque si no hay un observador que posea un decodificador de ondas de sonido (oído), no se generará ningún ruido. Mejor dicho, estará potencialmente, entre otras muchas frecuencias disponibles, pero no habrá un sonido como tal.
Esto me recuerda mi primera visita a un bosque primario en la Amazonía. En un claro, se detuvo el helicóptero en gran silencio, para que un instante después, se encendiera de un solo golpe una ensordecedora gritería de aves, monos, grillos y todo lo que podía haber estado allí. ¡Casi no se podía conversar de tanto escándalo! (El símil no es equivalente, porque el silencio precedente se debía al ahuyentamiento de la fauna por el estruendo del motor del helicóptero). Pero me lo recordó.
Es aquí donde me pongo a imaginar la escena que normalmente percibo a mi alrededor, con todos sus detalles encendiéndose y apagándose a medida que yo avanzo por el camino, por ejemplo. O cuando me acerco a unas flores de variados colores. Miles de flashes y destellos que salen a la existencia de la sopa de frecuencias, cuando yo los sintonizo con un enfoque de mi mirada. ¡Alucinante! -como dicen los españoles-.
Es como jugar al escondite con mi propia mente. Las cosas están y, ¡Cuando me doy a vuelta, ya no están!
Por otra parte, en esta comprensión encuentro la justificación a la trillada enseñanza de que creamos nuestra realidad, dependiendo de nuestros pensamientos. ¡Guau ¡Claro que sí!
Ante nosotros bailan todas las posibilidades. Allí están flotando, en potencia, todos los eventuales resultados de una situación. Entonces, aparece nuestra atención y se fija en una vibración elegida por afinidad con mis pensamientos y creencias.
Así, sucede que al optimista y entusiasta, le pasan las cosas buenas que "sueña lograr" mientras que al pesimista todo le falla. Ahora tiene aún más lógica este concepto de que somos creadores.
Lo importante y que debemos recordar, es que no debemos "vivir" dichas situaciones inconcientemente, pues, estaremos a merced de la aleatoriedad de la Simulación (o a la mala intención de otros).
Esto es vital, para lograr recuperar nuestra libertad.
Porque, si más y más de nosotros nos rodeamos del mundo en el que nos gustaría vivir, correspondiente siempre a frecuencias altas de amor y compasión, en lugar de rumiar todo lo que no nos gusta del actual, vamos a lograr transformar a Matrix en esa Nueva Tierra, o Mundo Real.