Leí un interesante relato del Dr. Wayne Dyer, -que a propósito, era un gran maestro y murió hace pocos días en Hawai-.
Este doctor escribió varios libros que originalmente eran de autoayuda... Como muchos, y con un gran éxito editorial... Para mi gusto nada muy especial. Sin embargo, después se fue volviendo más y más espiritual y profundo, culminando con una experiencia mística que lo convirtió en un sabio, cuyas opiniones sobre muchos temas me han parecido reveladoras.
Este doctor escribió varios libros que originalmente eran de autoayuda... Como muchos, y con un gran éxito editorial... Para mi gusto nada muy especial. Sin embargo, después se fue volviendo más y más espiritual y profundo, culminando con una experiencia mística que lo convirtió en un sabio, cuyas opiniones sobre muchos temas me han parecido reveladoras.
Es el caso de la conferencia a la que llevó una naranja y pidió a un asistente que le dijera qué saldría de esa fruta si la exprimieran-. El asistente dijo, "Pues saldrá jugo de naranja". El doctor Dyer insistió: "Y si la pinchamos, cortamos y presionamos, ¿Podría salir jugo de guayaba?". El asistente a la charla, medio molesto, le contestó que eso era imposible.
Entonces, el doctor Wayne Dyer preguntó entonces, "¿Por qué si la exprimo sale jugo de naranja?" a lo que la gente contestó: "Porque eso es lo que hay adentro".
El doctor concluyó: "Supongamos que esto no es una naranja, sino que somos nosotros: ¿Qué sale cuando la gente o la vida nos oprimen...? Cuando algo nos ofende o nos hiere?"
"No importa quien sea el que nos exprime: el jefe, nuestro padre, nuestro vecino... Si la rabia, el odio o el dolor salen de nosotros, es porque eso es lo que tenemos dentro".
"Y si en cambio, nos ponemos a la tarea de permitir que el amor reemplace todo lo que está contenido en nuestro interior, probablemente de nosotros no podrá salir, en ningún caso, otra cosa que no sea amor".