miércoles, 30 de noviembre de 2016

Desencanto con la paz de Colombia

Ha sido agotador el proceso político, plagado de mentiras y trampas, en busca de un acuerdo entre el país y una de las guerrillas que más daño le ha hecho a Colombia. Acuerdo que ha terminado por ser un arreglo descarado entre un gobierno mitómano y egocentrista, con unos terroristas cansados por no poder gastar libremente su gran fortuna.

¡Y yo estoy agotada!
Es que han sido muchos meses de noticias contradictorias y amañadas que me robaron la tranquilidad y me generaron el complejo de culpa, con la creencia de que era un momento histórico y una responsabilidad de la que participaba yo también, junto con mis conciudadanos. 

Horas y horas gastadas oyendo las opiniones de personas prestantes, por una parte, y escuchando noticieros en la mañana y en la noche, para que siempre el gobierno de un trazo borre todo y haga su real gana (lo que más le conviene personalmente al presidente, que de patriota no tiene nada)

¡Qué cansancio!




En consecuencia: Tomo la decisión de no volver a atender a los medios de comunicación, ya que son amañados por sus propietarios, los reales dueños y dirigentes de nuestros países inocentes.

Efectivamente, a nivel mundial hay quien orquesta este circo que solamente favorece a unos cuantos desquiciados (pobrecitos) que se encuentran en la cúspide de la pirámide. Y tienen quien les apoye a nivel local. No voy a luchar contra ellos. Pero como oí que lo aconseja el despierto español Emilio Carrillo, -al que les presento en el siguiente video- voy a retirarme en lo posible del sistema, evitando entrar en ese falso juego económico, en el que los únicos que ganan son los bancos... En la farsa educativa, que lo que busca es nivelar nuestra inteligencia por lo bajo. En la alimentación artificial y el terrorismo de estado.

Lo que debemos hacer es ¡Quedarnos tranquilos en el ojo del huracán! Allí donde no se mueve ni una hoja. En la sencillez de una vida que no requiere de las alambicadas contorsiones del sistema.

Podrán girar alrededor nuestro en su locura colectiva que lleva a la masa a la pobreza y a la desesperación. Por mi parte, hacia el ojo del huracán me voy a orientar. ¡Lejos de ellos!

Y además, no quiero saber nada más de esta burla a mi amado país. Mejor ni me entero más de los detalles de la venta de la patria.

¡Queremos todos la paz!
Pero es evidente que al pueblo colombiano no lo quieren sus gobernantes. ¡Triste! Saltemos entonces de Matrix y liberémonos haciendonos espiritualmente más fuertes y estructurados, sin tanto ruido programado a nuestro alrededor.

Vivamos fuera de la ciudad, comiendo lo producido localmente. Respiremos aire puro. Hagamos ejercicio en el exterior y plantemos nuestras propias flores.

Creo que nos conviene más. Y a ellos dejémolos seguir su camino, que para nada se parece al que nosotros buscamos.