Copio aquí una entrada que hice hace ya tiempo, porque se aplica a la disyuntiva que enfrentaremos mañana los colombianos en nuevas elecciones presidenciales, donde nos debatimos entre las extremas izquierda y derecha.
La gran pregunta para quien gane mañana es: ¿No podríamos tener en Colombia un campo productivo y moderno?
Analicemos entonces, de una forma inusual y simplona (no la de los políticos ni la de los medios de comunicación), qué es lo que pasa en Colombia. Lo haremos en tres partes: Análisis de la realidad, Análisis de la situación política actual y Propuesta de solución:
PRIMERA PARTE: Análisis de la realidad.
- Los habitantes de Colombia, a grosso modo, se dividen en dos grupos: el de los que están en la ciudad y el de aquellos que viven en el campo.
- Lo anterior lleva a concluir que el gobernante ideal sería aquel que velara por los intereses de los dos grupos.
- El error en que estamos inmersos, entonces, es de concepción del problema: Nos sentimos separados en dos tipos irreconciliables de gente. Pero todos somos colombianos y todos merecemos todo el respeto, el bienestar y las oportunidades.
SEGUNDA PARTE: Análisis de la Situación Política Actual.
- El país olvidado (el campesino, que irónicamente es el más grande), un buen día, después de décadas de abandono y pobreza, encuentra dos alternativas nada más: Una, apoyar a los grupos en armas y delincuenciales que le ofrecen destruir a los citadinos y dos, coger sus herramientas y salir a bloquear la carretera por donde pasan los carros y camiones de los ricos. En reacción, ese día, el gobernante declara por televisión que no permitirá que se le haga daño al país y que reprimirá a los revoltosos -que hablan de Agricultura-, con la fuerza pública.
- ¿Está el gobernante actual (o siquiera alguno de sus predecesores) pensando en ambos componentes de nuestra patria? Definitivamente no. Porque los políticos viven de lo visible: de lo contrario su importancia desaparece. El presidente vive de las encuestas, de la entrevista televisiva, de la opinión internacional, de los índices económicos.
- ¿Son concientes las dos partes de que son dos caras de una misma moneda? Pues ¡Tampoco sucede así! A los de la ciudad les molestan los campesinos y estos se sienten disminuidos y relegados a su suerte por los primeros.
- Qué situación tan absurda que la pobreza se instale en un país rico en recursos y de gente trabajadora, por esta simple situación. Como si fueran dos países. ¿No se dan cuenta de que se necesitan? Los dos son importantes.
TERCERA PARTE: Propuesta de Solución (expongo aquí mi humilde opinión de lego en la política).
Puesto que todos quieren abundancia y todos quieren oportunidades, por una parte y, por otra, todos necesitan adquirir los productos agrícolas y pecuarios para sobrevivir, no sería justo que unos trabajaran bajo el sol y con los pies en el barro, mientras los otros trabajan intelectualmente, limpiecitos y con aire acondicionado. ¡El campesino tiene derecho también a estar cómodo!
La solución para desarrollar el campo y evitar la migración de pobreza a la ciudad, entonces, sería:
- Condiciones fuertes y cercana vigilancia de la sociedad civil para quienes cometieron delitos de lesa humanidad.
- Elegir como dirigente a un político íntegro y que ame a su país. A todo el país. Y que esté dispuesto a distribuir el erario público de manera equitativa entre todos los sectores, desmantelando la corrupción.
- Establecer en muchos, muchos, muchos polos lejanos a las urbes actuales, centros de transformación de productos agrícolas y pecuarios en los que se emplearía a la población campesina y a la guerrillera que quedó "cesante" y desempleada tras la firma del proceso de paz (pues, en general, no se les ha cumplido con lo acordado). Con esto, además, haríamos el gol de vender o exportar producto procesado y no materia prima que siempre pagan tan bajo.
- Estas mini industrias artesanales, al principio absorberían el producto correspondiente de la zona (una clase de fruta, un tipo de carne, fibras, minerales, vegetales, artesanías, derivados lácteos, etc.) y estimularían su producción dando bienestar al campesino. No importa que se empiece a cultivar en cada sitio uno o dos productos nada más. Ejemplo: la industria del bocadillo en Vélez, Santander; o los lácteos en Ubaté, Cundinamarca. ¡Eso funcionó! Y habría que hacerlo con apoyo de criterios técnicos y científicos, aportados gubernamentalmente.
- La abundancia para la zona y la voluntad del gobernante, facilitarían paulatinamente crear instituciones educativas y de salud que hicieran posible permanecer en el sitio, sin anhelar la migración a las grandes capitales.
- Daríamos así el salto a una sociedad moderna más justa y equilibrada económicamente. Como sucede por ejemplo, en el Japón o en la Europa socialista: Alli el agricultor tiene estatus, una casa cómoda, buenas comunicaciones, se mueve en vehículos modernos y sus hijos tienen acceso a la educación que les interese, sin ninguna limitación más que su capacidad intelectual.
No veo porqué esto no podría implementarse en nuestra Colombia.
Romperíamos la división entre colombianos de ciudad y colombianos del campo, alcanzando una integración humana y permitiendo que incluso, muchos de los que amamos la naturaleza, suspiramos por los bellos pueblos de nuestra tierra, y sufrimos la frialdad de la ciudad, pudiéramos regresar a vivir al campo.
Romperíamos la división entre colombianos de ciudad y colombianos del campo, alcanzando una integración humana y permitiendo que incluso, muchos de los que amamos la naturaleza, suspiramos por los bellos pueblos de nuestra tierra, y sufrimos la frialdad de la ciudad, pudiéramos regresar a vivir al campo.
¿Será que sí se puede? ¿Será que algún presidente puede deponer sus ambiciones personales y sus compromisos políticos en favor de la hermosa y pujante Colombia?