Primera parte: Ya Carl Jung nos había hablado del Inconciente Colectivo... Nos pareció curioso que hubiese allí "arquetipos" usados por todos los grupos humanos de diferentes regiones e historias...
A esta idea general no se le dió trascendencia. Ningún sicólogo posterior se interesó despues por la hipótesis ni investigó un poco más en profundidad el tema...
Y nos quedamos tan tranquilos.
Segunda parte: Aparecen los maestros del Nuevo Pensamiento, destacandose Ernest Holmes, de quien hablamos aquí hace tiempo, cuya filosofía a mediados del siglo XX tuvo tanta aceptación, que terminó en una especie de iglesia que se congrega en la Science of Mind Espiritual Center.
Holmes era muy sencillo en su entendimiento de la escencia de la Vida, y la explicaba, sintéticamente, así:
La Mente de cada persona tiene Un Conciente y Un Subconciente.
Y aquí viene lo extraordinario que, a mi forma de ver es el revelador paso siguiente tras la idea de Jung:
El Conciente es personal, ¡Mientras que el Subconciente se comparte con todas las personas y con la Mente de Dios!
¡Me encanta! ¡Me ilumina el camino! Esta forma de ver nuestra mente tiene tremendas y maravillosas implicaciones, que explican la mitad de nuestras incertidumbres actuales.
Esta hipótesis explica la hermandad humana que todas las religiones han tratado de enseñarnos. Si en el fondo no hay sino un subconciente común, somos una sola mente... somos una sola conciencia compartida, de manera que mis pensamientos efectivamente afectan e influyen sobre los demás, y viceversa. ¡Sí somos UNO SOLO!
Tercera parte: Coincide esto con lo que Un Curso de Milagros dice repetidamente en varios ejercicios en cuanto a nuestra conexión permanente y escencial con Dios:
- Dios está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente
- Mi mente es parte de la Mente de Dios
- Dios es la Mente con la que pienso
- Soy un solo Ser unido a mi Creador
Coincide además, con nuestra intuitiva idea de que Dios está en nuestro corazón. ¡Sí! Allí está efectivamente. En nuestro centro. En nuestro interior está esa fracción de la mente de Dios, radiando su amor hacia todo lo demás, que está inevitablemente conectado con Él.
Aquí se termina también, la tristeza por la pérdida de un ser querido por la muerte, pues él siempre tendrá su mente en conexión con la Mente Infinita ¡y con la nuestra!
Aquí termina la distancia entre personas. Aquí adquieren sentido los buenos deseos y bendiciones entre la gente...
Y se entiende el nexo incluso con los animales, con los árboles, las flores, los cristales, el mar, el volcán.
¡Todo es parte de la Mente Infinita y por lo tanto, está conectado de manera absoluta con mi propia mente!