Tratamos -a veces infructuosamente- de sentir la Unidad Universal.
De darnos cuenta de que somos uno solo...
(este pensamiento no es -ni mucho menos- automático, ni se ajusta a nuestra visión cotidiana)
Curioso, si partimos de la comprensión lógica de que la Humanidad es el Hijo del Todo (Dios) y se encuentra viviendo esta existencia, simplemente, para ser conciente, reunificarse y regresar gozosamente al Todo.
Pero, ¡no!
Lo que pasa es que cada cual anda por su lado y trata de sacar el mayor provecho de cada situación, aún a costa de sus semejantes... Ese pareciera nuestro "instinto" natural, según se ven los resultados.
¿Cómo entonces, podremos regresar a nuestra esencia, a nuestra verdadero ser... que por definición debería parecerse al inmenso amor, poder y valentía del Todo que nos dio origen?
Eso se soluciona siendo más concientes.
¡No se necesita más!
Al entrenarnos en ser concientes, poco a poco nuestra visión de la vida y el mundo se hace un poco más clara y, empezaremos a entender que nuestro prójimo no está desconectado de nosotros y que su suerte, de una manera u otra, nos afecta tambien.