domingo, 5 de enero de 2014

Tú: el Observador Omnipresente

Intrigante la cuestión del observador que colapsa la onda y hace que se materialice lo observado, de acuerdo con la Física Cuántica. 
Inquietantes, aún antes de conocer a los nuevos físicos, las preguntas de este estilo: "En este momento, en el fondo del mar, a kilómetros de profundidad, ¿Está sucediendo algo? ¿Hay un pez escarbando los sedimentos entre las rocas? ¿Se mueve veloz un cardúmen de una especie sin nombre, sin que nadie lo haya visto jamás?"



El budismo reforzó en mí la incertidumbre cuando me enseñó que el observador, lo observado y el acto de observar eran uno solo y no podían existir separadamente. 
-O sea que sin mí, no existía posibilidad de que hubiera nada que pudiera ser observado-.

Dicen los físicos que este proceso de observar es tan inestable (impermanencia budista), que durante la observación misma, lo observado cambia a cada momento y se constituye en una simple probabilidad en el sitio donde se mira.

Lleva esto a confirmar, que sin observador no hay "mundo exterior", no hay nada material... Volviendo al punto de que es la mente la que crea lo que se percibe, y que además lo percibido no tiene nada de "sólido".

Todo esto confirma que efectivamente nos hallamos dentro de un Sueño. El soñador es el personaje principal de la trama y vive, como nosotros lo hacemos en nuestra vigilia también, en primera persona. Es el centro del mundo. Va recorriendo parajes imaginados y a medida que anda, el panorama se abre... Se resuelve en imágenes, nunca queda un vacío. Claro que su imaginación es infinita y puede volar de un sitio a otro a la velocidad de la luz. Pero en realidad, no se ha movido del punto donde reposa.

Y también se parece mucho a quien se encuentra jugando un video-juego: El mundo a su alrededor es completo y tiene árboles y casas, e incluso otras personas y objetos que pasan por ahí. Pero solamente en el primer plano; más allá de ese perímetro no hay nada más. 


Nadie que se encontrara jugando en la computadora esperaría que más allá de la escena estuviese desarrollándose otra escena: Más allá del pantallazo, por supuesto que no pasa nada. ¡Simplemente no hay nada! No tendría sentido que lo hubiese.

Estas dos alegorías resuelven entonces, mi pregunta original. ¡En el fondo del mar no sucede nada, si yo no estoy buceando en ese preciso punto! No hay peces, ni corrientes, ni rocas, ni nada. Hasta que yo decida ir allá, ya sea personalmente o mediante una tele cámara o mediante mis sueños secundarios (el cine, o escribiendo un libro de ficción sobre ello). Igualmente, en el video juego no hay sino el personaje principal y lo que sus sentidos alcanzan a detectar. Y lo mismo en el sueño: estoy donde estoy y no existe nada más.

Esta conclusión es impresionante, porque nos aterriza en un mundo de ficción inexistente. En una ilusión que no tiene lugar en ninguna otra parte más que en nuestra mente... como una película envolvente, y lo peor, con un alambicado contenido que nos martiriza y nos hace luchar permanentemente sin poder estar en paz.

Sin embargo,
Somos el observador omnipresente, porque todo lo que existe está dentro de nuestra mente.
Así es la cosa.

La nueva pregunta, entonces, es: 
¿Qué haría un ser inteligente si se da cuenta de que se encuentra en ésta extraña situación?


-Si hallas pronto una solución, debes empezar de inmediato a actuar en consecuencia-