domingo, 21 de diciembre de 2014

Adultos Asperger


Deficiencia que se detecta bastante tarde en nosotros los que nacimos en el siglo pasado...
Sin embargo, es una explicación satisfactoria de por qué nos sentíamos bichos raros, extraterrestres... extraños totales en una sociedad de comportamiento masivo que era tan diferente de nosotros, sin que pudiéramos identificar exactamente en qué.

Con la teoría del Asperger (teoría de los expertos en autismo) se entiende lo malo y se entiende tambien lo positivo. Porque desde mi punto de vista, en medio de la incomunicación, vivir el Asperger también tiene sus cosas buenas, una vez que se ha madurado.

Es cierto que no es nada divertido carecer de amigos duraderos, tener relaciones escasas y pobres, y una comunicación convencional deficiente, especialmente con la gente que más queremos; porque eso puede hacer sentir muy mal a nuestros seres más cercanos. Pero desde el punto de vista individual, nos permite pasar por la vida sin rencores, angustias ni recuerdos. Ejemplo: Si nos insultan, no la cachamos sino después de años. Si nos indican gestualmente desagrado, tampoco lo notamos. Nos quedamos frescos. No somos gente de conspiración ni de complot. Tampoco de chismes, indignación ni revolución.

Un poco autómatas (como lo indica el término "autistas"), nuestras obsesiones se vuelven objetivos que aparentan dar sentido a nuestra vida... Y nos hacen pasar años de interés y estudio apasionado, aunque en un mundo sin significado. Como el de los demás.

Es una forma de ser diferente, porque algo en el cerebro es diferente... Fallan algunas conexiones que producen la emotividad y la sociabilidad. Como resultado, no nos gusta ser el centro de atención... y somos incapaces de trabajar en equipo o mantener una conversación informal; tampoco comprendemos muy bien las emociones de los demás. Sin embargo, nos concentramos fácilmente en detalles, somos muy inteligentes y si no nos doblega el matoneo, podemos llegar a ser lo que el mundo llama "exitosos".

Además, hay otra ventaja. Lo mejor: ¡Qué fácil se nos hace meditar!! Sencillo: Porque nuestra mente está casi en blanco todo el día! 

Pasados los 30 años podemos disimular casi totalmente (lo que no implica que no nos siga desesperando el ruido y la superficialidad aparente de la gente). Tratamos de adaptarnos, imitando lo mejor posible, haciendo papelitos de soplete cuando una conversación telefónica lo amerita, repitiendo ininterrumpidamente el nombre de la persona a la que debemos saludar para no olvidarlo, y atesorando momentos de soledad e introspección, porque somos filósofos permanentes. Finalmente, nos adaptamos, y solamente rogamos que no nos lleven a reuniones, ni nos hagan conversar: porque somos de una torpeza increíble en el lenguaje hablado (no así en el escrito).

A veces pasamos por insensibles porque no entendemos las expresiones de afecto... Hasta creemos que no existen; o que son fingidas... Y no: La gente lo siente. Y la gente llora por sus recuerdos, verguenzas y nostalgias. Eso nos sorprende. Vivimos un poco en el vacío de conducir un transformer que avanza sin motivo por el planeta.

Además, nuestra memoria es bien flaca, tanto para lo malo como para lo bueno. Así, dormimos delicioso y sin remordimientos, -por amnesia, pensaba yo-, soñando que sobrevolamos pueblos de fábula y verdor,  sin desvelarnos por lo sucedido en el día.

Por eso el Zen fue para mí un refugio de silencio e inmovilidad excelente: El vacío es forma y por lo tanto, ¡Mejor me quedo en el Vacío!

La conclusión es que identificar el síndrome ("síndrome" es todo aquel conjunto de síntomas para los cuales los médicos no tienen explicación), es una revelación maravillosa para el adulto Asperger, que se pasó la vida aislado y considerado como alguien raro e inquietante.
Y le sirve, igualmente, para corregirse en algo, esforzándose en atender un poco más las emociones que los demás expresan y aprender de ellos a expresarlas también. Logrará hacerlo, aunque sea de manera racional y programada; no tan espontánea como tal vez, suceda en el resto de la gente.

El caso es que aunque el Síndrome de Asperger fue desconocido hasta hace poco, existe muchísima gente con este desorden de desarrollo, por lo que no sobra contar esta experiencia para que los "normales" puedan regalarnos un poquito de comprensión.