lunes, 6 de junio de 2016

La Muerte del Tiempo


En el momento de la muerte. Ya abandonado por inútil el cuerpo mientras la conciencia sigue funcionando ¿Qué sentiremos al vernos abocados a nuestra inmortalidad? 

¿Habrá un instante de curiosidad por lo que significa un porvenir sin fin? 
¿Habrá inquietud por cuál o cómo será nuestra futura existencia?
Porque sin duda la conciencia tendrá actividad... O al menos, presencia.



Creo que eso será lo más complejo del momento:
Adaptarnos a una nueva condición desconocida en la que no está la materia, pero seguimos "vivos"... Esto es, seguiremos siendo concientes de ser... Concientes de estar.

Por eso el Bardo Todol (Libro Tibetano de los Muertos) tiene toda una ceremonia de muchas horas
para explicarle al moribundo cómo se está desprendiendo de su cuerpo y cómo éste se va quedando sin aliento.

Para nosotros quizás, habrán "segundos" de incertidumbre o de sorpresa, -si somos más valientes-, que pronto deberán ser trascendidos para volvernos a centrar y emprender la vivencia que sea.

Entonces, más repuestos, entenderemos que lo sucedido no fue nuestro final:

Lo sucedido fue simplemente la muerte del tiempo
y la evidencia
nos impedirá creer en la grotesca idea de que estemos muertos.

El tiempo perderá sus dimensiones. Ya no habrá adelante y atras, 
Ya no habrá pasado ni futuro.
Al quedarse quieto,
el tiempo simplemente se esfumará,
pues no habrá más motivo para su existencia 
que era básicamente marcar un movimiento.

Seremos libres de la edad
libres del reloj
y estaremos listos para vivir una existencia más real.

¡Sin miedos!