Por varias eternidades el Durmiente era el Durmiente
Fiebre de pensamientos que pugnaban por salir
con picazón en la frente lo sacaron del sopor.
Liberó a los alcatraces
que volaron apresurados
hacia una idea colectiva a la que llamaban "mar".
Quiso descansar de nuevo y otro grupo empezó a presionar:
Veinte mil millones de personitas luminosas
cada una con su propia idea de "mar".
El Durmiente, complaciente, las llamó Humanidad
y le dio a cada chispa capacidad de crear.
Despierto completamente,
a observar se acomodó
divertido de las ocurrencias,
admirando complejidad
e intrigado por la duda:
"A dónde van... Y ¿Cuándo volverán?"