La gente de ahora ama los video juegos...
Pero, ¿Cual es la esencia de un videojuego?
¡Un reto!
Y se hace más interesante a medida que se juega más y se van dominando las reglas con más y más habilidad.
Igual es nuestra vida. Le tratamos de encontrar profundo significado, pero posiblemente su motivo sea más lúdico que trascendental.
Jugamos porque queremos jugar y porque nos encanta autosuperarnos y ganarle al programa.
Nos fascina sentirnos poderosos.
Nos fascina sentirnos poderosos.
Con el mismo ánimo vinimos a la vida, y con un reto aún mayor... Porque ya estamos en el grado avanzado: Nos lanzamos a jugar sin que se nos explicaran las reglas del juego de antemano. Eso sí, ya adentro encontramos muchos gurús y pastores por todas partes, prometiendo enseñarnos las leyes y atajos para que se nos sea más fácil tener éxito. Pero casi siempre estos guías son un desencanto y nos encierran en un círculo aburrido y sin salida. Uno dice que la regla es ser el más fuerte. Otro que el más humilde y otro afirma que el más rico vence o el más astuto. Otros pregonan que se gana encerrados en el monasterio y otros haciendo sacrificios o repitiendo letanías.
El caso es que ingresamos con un corto tiempo límite y con la opción de escoger una o más ventajas (cualidades) que pueden seleccionarse en una larga lista. Algunos escogen talentos. .. otros posición... otros relaciones... ¡Y nos entregamos al concurso! ! Con ganas de triunfar pero sobre todo, de divertirnos y dominar las reglas del juego para ser expertos y obtener mayor puntaje en la siguiente ronda.
En el camino, tal vez nos perderemos un rato del objetivo principal de la actividad y empezaremos a sufrir porque el juego no funciona como nos habíamos imaginado. .. O porque hay mejores jugadores a nuestra vista... A pesar de que -como en el videojuego-, la idea era solamente lograr la maestría y pasar un buen rato disfrutando el flujo resultante de embeberse en algo que nos interesa y que nos enseña a hacer bien algo. ¡Eso era todo!
Y como en cualquier aprendizaje, el gusto se le encuentra después de miles de repeticiones... A decir de los expertos, después de diez mil horas de práctica, momento en el cual se es un maestro y se puede enseñar o declararse satisfecho con su arte. Así se hace un gran violinista o un gran deportista. También un tenor o un experto aviador.
Practiquemos entonces con amor y disfrutemos en el camino sin pensar que tenemos que salvar al mundo ni corregir a los demás.
Seamos considerados con los otros participantes y demos dedicación al hermoso y variado juego de cada existencia, sin lamentar resultados aparentes por nuestra escasa habilidad o por haber escogido ventajas que luego no resultaron serlo tanto.
Hacer lo que haya que hacer en cada momento de manera atenta y en el presente. Con gusto y con una buena dosis de asombro y agradecimiento por las mejoras que vamos obteniendo con las series jugadas.
¡Esto es auto superación!