viernes, 1 de mayo de 2015

Función

Inmersa en la agitación interna de una añoranza inexplicable, con un desconocimiento total del sentido de la vida, trato de recapitular mis mejores épocas, para buscar qué factores determinaron los mejores momentos y repetirlos.

De ahí salen dos resultados:
a. Los mejores recuerdos y satisfacciones están en los tiempos Cuando había creatividad en mis actividades, y
b. Cuando me abandonaba a la conexión con algo indefinido, pero que me hacía literalmente, ronronear emocionalmente.
Este segundo caso se daba cuando por cansancio de la sobrevivencia me abandonaba a la Providencia, sintiendome conectada... Acabando automáticamente con mi soledad y sonriendo al sentir que un Alguien, tras un velo jocoso, compartía mis afanes y mis gustos.

Así, releyendo también mis múltiples diarios, producto de un diálogo de mi sola voz con aquel Creador que no se dejaba ver físicamente y que parecía reirse de mis súplicas por  reunirme con Él, concluí que mi función era precisamente terminar con los quejidos y comenzar a cantarle al esquivo amado, ya no con versos, sino como un juglar en cada actividad diaria.


Tal vez nuestra función sea simplemente estar conectados con el Infinito. ¡Y ya!
Esa sería la gracia: En este juego holográfico en el que nada tiene sentido ni va en ninguna dirección, lo único que sería juicioso sería mantener en mente el recuerdo del Origen. 

Nada más tenemos que hacer. Ningún mérito intrínseco tendría ser en esta vida muy laboriosos, o sacrificarnos por una causa ni ser unos benefactores.

El simple reconocimiento de nuestra noble cuna nos devolvería la alegría de lo que somos en esencia, -aunque en el sueño estemos jugando papeles variados con enlaces incomprensibles-. ¡La cosa cambiaría radicalmente así!

Nuestra visión cambiaría y tambien nuestra actitud.

Creo que la vida se haría algo más divertida: 
  • Salir al sol a calentar la piel sería un saludo al Eterno Ra.
  • Comer sería una albanza con el estómago
  • Bañarnos, un salpicar de energía
  • Hablar  sería cantar poesía
  • Aprender algo nuevo, sería maravillarnos del potencial del holograma
  • Enamorarnos, un cruce de chispas del Creador
Así que el plan a practicar es disfrutar cada instante, en silenciosa complicidad con quien nos permitió venir a explorar las dimensiones y a la vez estarle reportando cada cosa hermosa que veamos.

Como enviando información a nuestro cuartel general alegremente, mientras es tiempo de regresar a casa. Seguros, entretanto, de que nada nos puede hacer daño en este juego que voluntariamente elegimos, mientras el secreto amor nos lleva a la Vida Real, que es todo Gozo y felicidad.