La Paz es simple ausencia de guerra.
Mientras que la Armonía es la fluida y agradable interrelación natural de una especie en su habitat.
La Paz tiene que ver con corregir la ausencia de seguridad física, mientras que la armonía espontáneamente crea convivencia y tranquilidad auténtica y perdurable. Estado que no se puede obtener de manera forzada ni sacando ventaja sobre quien se rinde o quiere negociar.
La Armonía sale del corazón, aburrido de obstaculizar y ser obstaculizado. Resulta del conocimiento de que somos la misma cosa: Seres humanos. ¡Tanto como eso!
La Paz es un estado artificial y por lo tanto inestable... Necesita guardianes que la mantengan. Necesita muchas leyes que limiten a sus participantes. En cambio, la Armonía es espontánea en los animales en sus manadas y colectividades, que intuitivamente sienten que todos están interrelacionados y se necesitan mutuamente.
¿Quién, en una ciudad abandonada podría vivir solo? Tal vez alguien podría sobrevivir precariamente; pero su vida carecería de sentido. Démonos cuenta de que en cada instante necesitamos o usamos algo hecho por otro o facilitado por un tercero. Así que está en nuestra naturaleza apoyarnos, acompañarnos y colaborar con nuestros semejantes.
Por lo tanto, para que sea fácil la transición de la guerra a la paz, permitamos que la Armonía natural vuelva a nuestros corazones y de allí se refleje en la sociedad, sin concentrarnos tanto en castigos y rencores.
Aprendamos a confiar en la inherente bondad de la Humanidad que puede restablecer la Armonía en esta existencia, olvidando los eventuales errores del pasado. Si aceptamos la posibilidad de esta Bondad, facilitaremos que se exprese la Armonía en esta dimensión tan necesitada de ella.