Tras una simpática reunión de sexagenarios egresados del mismo colegio, revisé rápidamente (y en consecuencia superficialmente, lo admito) cada una de las trayectorias en la vida, para ver realmente de cuántos de nosotros podría estar orgulloso hoy nuestro amado rector Monsieur Jeangros.
Un maestro como pocos, cuyos maravillosos objetivos principales al "educarnos" fueron:
Un maestro como pocos, cuyos maravillosos objetivos principales al "educarnos" fueron:
- Enseñarnos a pensar.
- Acercarnos a la Naturaleza.
Y por ello le estoy eternamente agradecida, pues del desarrollo de estas dos cualidades he derivado lo mejor de mi vida.
No obstante lo anterior, al ver las vidas de todo el grupo, ya por concluir en las próximas décadas, me quedó un extraño vacío, porque probablemente de ninguno de nosotros se podía estar demasiado orgulloso... A pesar de que algunos fueron ejecutivos de multinacionales, otros grandes gerentes, otros creamos empresas exitosas, otros fueron magníficos padres, y los más fueron importantes comerciantes, entre otras actividades...
¿Por qué? Porque aunque todos logramos sobrevivir las variaciones económicas y sociales del mundo en que nos tocó estar, no hicimos prácticamente nada la gran mayoría del tiempo.
¿Quéééé???
¿Quéééé???
Todos profesionales y con familias lindas, estamos relativamente acomodados en el Sistema. Pero el punto es que (salvo una o dos nobles excepciones dedicados al arte o a la enseñanza) perdimos la mayor parte de nuestros años haciendo tonterías: Sentados en escritorios, o detrás de un mostrador, o en un bufete firmando papeles que no importaban en realidad, o sumando y restando números ajenos.
Y resulta que cuando se mira hacia atrás, nada de eso da mucha satisfacción personal, ni significa mucho en realidad.
Así, tras un análisis concienciudo de lo que verdaderamente lo marca a uno y lo hace crecer y dejar huella, concluyo que cada persona al terminar su vida, tiene en su haber a su favor solamente aquellas horas o tal vez días en que se dedicó a los tres siguientes temas:
- La creatividad auténtica (no lucrativa),
- La búsqueda interior.
- El servicio desinteresado a otros.
Por lo demás, todo fue prácticamente tiempo perdido. Incluso aunque casi todos los compañeros tuvimos períodos de abundancia y derroche, ahora al final nos encontramos viviendo vidas modestas. ¡Ni siquiera millonarios fuimos! Para que hubiera valido la pena la devoción al sistema... Ja! Ja!
Lo único que le pone algún sentido a nuestra vida es el monitoreo de aquellos que nos siguieron: Las nuevas generaciones, que a su vez, están corriendo tras los mismos espejismos. Ja! Ja!
Lo único que le pone algún sentido a nuestra vida es el monitoreo de aquellos que nos siguieron: Las nuevas generaciones, que a su vez, están corriendo tras los mismos espejismos. Ja! Ja!
Enseñanza: En lo que nos quede de vida, ya seamos jóvenes o ancianos, el proverbio antiguo que dice que "El Tiempo es Oro" debe ser aplicado a conciencia, aplicándonos a vivir la oportunidad que nos brinda el Momento Presente de manera productiva para nuestro Ser. No para objetivos externos ilusorios que luego no dejan nada...
¡Carpe Diem!
¡Carpe Diem!
El resumen es, como se enumeró arriba:
Debo dedicar este minuto a la Búsqueda Interior, a la Creatividad o
al Servicio desinteresado al prójimo.
Cualquier otra cosa es pérdida de tiempo y por lo tanto de la preciosa existencia.
Aunque en el caso particular de nuestro curso -que podría generalizarse a gran parte de nuestra sociedad-, entiendo que aparentemente no teníamos otro camino diferente de vender nuestros minutos para sobrevivir.
O tal vez, ¿Lo que nos faltó fue valentía?
Así, como ejercicio, debemos recordar que el Instante Presente debe ser vigilado con cuidado para no caer en el desperdicio de ocupaciones aparentemente "importantes" pero vacías, o de distracciones no creativas.