A veces me parece que lo que nos impide volvernos los poderosos Seres de luz para lo cual nos creó Dios, es la dispersión de nuestra mente y nuestra baja capacidad de saber lo que realmente nos motivaría y lo que desearíamos alcanzar, si estuviera a nuestro alcance escoger.
Casi nadie sabe lo que quiere, si se le pregunta de sopetón.
Porque tal vez nunca se ha detenido a pensarlo, o nunca ha logrado llegar al meollo del asunto en su corazón, porque en el fondo tiene la creencia de que es imposible lograr algo tan grande. Entonces, lo descarta. Y porque cree que es inútil soñar algo más allá de su rutina cotidiana.
Al respecto, Mike Dooley transcribe La voz del Universo, preguntándonos:
Si de verdad me creyeras que a partir de este momento todos tus deseos y aspiraciones serían cumplidos por Mí, por el solo hecho de formularlos...
¿Cómo cambiaría tu actitud en los próximos 5 minutos?
¿En los próximos 5 días?
Y ¿En los próximos 5 meses?
Y nos quedamos alelados ante esa posibilidad increíble, en lugar de tener la respuesta a flor de labios... ¡Inmediata!
¿Por qué?
¡Porque la falta de confianza nos ha impedido soñar!!
Por eso, nunca, a ninguna edad, hemos sabido lo que queremos... ¡Lamentable!