Recordando al juvenil Fahrenheit 451 de Bradbury, aventura tristemente futurista en la se ordenó quemar todos los libros, porque estaba prohibido leer, veo que estamos en una situación semejante, irónicamente absurda.
¡Estamos a las puertas del final de los libros!
Resulta que ya existen autores, - lamentablemente, cada vez más-, que explican lo fácil que es ahora escribir un libro, con la ayuda de la inteligencia artificial.
El caso es que usan el famosísimo Chat GPT.
¿Cómo? Pues facilísimo: Escogen el tema del libro que publicarán, de manera general. Y le piden al chat 10 opciones de título. Salen 10 muy buenos títulos.
Luego le piden al chat que haga un contenido y le dan el número de capítulos. ¡Raaás!!! Sale el contenido, basado en libros publicados sobre el mismo tema, que estén siendo bien comercializados en el momento.
Existe, si se desea, la opción de darle al chat uno, dos o más autores preferidos, para que sin repetir sus frases, sí use sus ideas y conceptos. Y a continuación, se le pide que redacte el Capítulo 1, con un número deseado de páginas. y, ¡Paaaáff! Quedó hecho ese capítulo. Y estamos a salvo de toda sospecha de plagio.
Igual procedimiento se hace con los siguientes capítulos ¡e incluso con las conclusiones!
Se le puede pedir también que al final de cada tema haga 5 o 6 ejercicios de práctica. ¡Huy!
Finalmente, el futuro autor deberá darse el simple trabajo (o contratarlo por unos 50 dólares con un freelancer) de leer el monstruo resultante y unificar y mejorar la concordancia entre los capítulos.
Y ya está listo para publicar con el método de Amazon, que le da formatos ya listos, por lo que no necesita ni maquetear, ni nada.
¿Qué tal la alienación?
¡Dios nos libre de comprar un libro elaborado así! Lo tremendo es que serán millones los que saldrán al mercado... Ya no habrá forma de distinguir un libro original, hecho por un ser humano pensante que tenga algo que transmitirnos. No podremos confiar ya nunca más en los libros. -Eso por nuestra parte, los mayores, que afortunadamente alcanzamos a vivir algo distinto.
Pero, ¿y los jóvenes? Están destinados a consumir información tendenciosa, dependiendo de lo que quieran que piensen las masas, o en el mejor de los casos, realizada por "plagiadores" que no pueden llamarse "escritores" en un ejercicio irresponsable de unas pocas horas frente al computador.
Mmm... ¿Qué pasó? ¿Los venerados libros se reemplazarán por basura aleatoria?
Y ¿qué pasará transcurridos unos pocos años? ¿Quedará algo qué leer de algún tema importante?