domingo, 11 de junio de 2023

Nuestro tesoro: La Atención

Como ya hemos hablado, la atención, o sea, la capacidad de enfocar nuestra mente en una dirección sin ser distraida por el entorno, es poco menos que nuestro gran tesoro. ¡Aunque lo tenemos ya, prácticamente perdido!

Porque todo en la actualidad, trata de distraernos y dispersarnos. Por eso hemos rebajado nuestro nivel colectivo de creatividad y nuestra capacidad para ser felices, sin estímulos artificiales.

Leía que cuando nace un bebé, su mente está absorta en sí misma, hasta que tres factores hacen al infante mover la cabeza e intentar fijar la atención: 

  1. la luz, 
  2. el movimiento y 
  3. el sonido.


Y estos tres factores estimulantes son los mismos que actúan en el adulto; y son, a la vez, los que aprovechan los medios, la publicidad, las series de televisión y las redes sociales, para atrapar nuestra atención, aunque su contenido sea vacío y sin interés. Lo malo es que una vez nuestra atención se ha ido tras el estímulo, ya no podemos hacer nada más que seguirla y continuar perdiendo nuestro valioso tiempo.

Es el caso de la aplicación TicTok, de la cual se han levantado voces de alerta, porque es simplemente adictiva, sin que la persona sea conciente de lo que le pasa.

¿Por qué? Porque a diferencia de You Tube, por ejemplo, no le da un espacio entre uno y otro video, por lo que no se puede liberar a la atención sino con muchísimo esfuerzo. Y es que la aplicación, gracias a la interacción de la persona con ella, ha aprendido (como dijimos que hace la Inteligencia Artificial) a conocer los temas de su interés. ¡Y se los coloca uno tras otro, sin descanso!

De esta manera, aunque los de TicTok son videos cortísimos, pueden tener a la persona esclavizada por horas, sin que al final le quede más que cansancio mental y depresión.

Y como una prueba de lo real de nuestra susceptibilidad a la luz, el movimiento y el sonido, está esta revelación, de cómo hacen los prestidigitadores algunos de sus más increíbles trucos.


El típico mago, con sus cartas y sus desapariciones (o apariciones) de objetos nos asombra porque suponemos que sus dedos tienen una  velocidad extrema, para que no detectemos sus trucos y engaños. Pero ¡No! No es velocidad. Lo que usa el mago es la distracción del público. ¡Usa nuestra atención!

Ví un ejemplo de ello en un video, en el cual mostraban en cámara lenta el momento en que el mago hacía el cambio de cartas, ante los mismos ojos de su público, sin que nadie se diera cuenta. ¿Cómo puede ser eso?
Pues la respuesta está en que en el momento clave, cuando iba a hacer el movimiento de cartas, pasaba tímidamente por detras de la escena, aparentemente por casualidad, una persona, (una aseadora por ejemplo), cargando una caja... La verdad es que ¡Ninguna persona del público se resistió a girar sus ojos hacia la silueta de la caja! Tiempo en el cual el mago hizo el cambio necesario para aparentar su magia.
 
Lo más curioso es que aún cuando ya me habían explicado la treta de la atención al movimiento repentino, repetí varias veces el video sin lograr evitar mirar al personaje tras bambalinas, en el momento preciso en que el prestidigitador hacía su trampita. Por supuesto, no pude pillar al mago.

Por ello, ya sabiendo cómo son las cosas, reitero la importancia de la ATENCIÓN. Cuidémola pues es fácil de dispersarse y con ello, podremos perder nuestro control y caer en distintos tipos de manipulación, como ya hablamos en otra entrada de este blog: La verdadera pandemia que nos puede aniquilar