lunes, 4 de noviembre de 2013

Un modelo de vida: El Bodhisattva.

Para aquellos que hemos soñado con las elevadísimas cimas de el Tibet y que comenzamos nuestra búsqueda espiritual con los libros de Lobsang Rampa -que digan lo que digan de él, me abrió los ojos a realidades diferentes y a formas de pensar distintas de las que la televisión ya se estaba esforzando en imprimir en mi mente-, el bodhisattva es una figura muy humana y a la vez suprahumana, que a pesar de su avanzada evolución y evidente despertar, decidía no ingresar al celestial Nirvana hasta que el último de sus congéneres lo hiciera también.

Para quienes pasamos la juventud suspirando por la serena paz de los templos de Lhassa y que incursionamos por el budismo tibetano del Camino del Diamante, la figura del Bodhisattva era familiar, admirable y excepcional. Pero, ¿Cómo podía una persona que logra despertar de la Ilusión, rehusar integrarse a la unidad con el Todo y dedicarse a intentar abrir las pétreas mentes de sus semejantes para llevarlos a la Luz, empleando para ello centenares de vidas adicionales? ¡Increíble! Pero es la meta de centenares de budistas y era también la de nosotros, juveniles admiradores de las filosofías orientales.


No tendría lógica esta actitud desde nuestro punto de vista, (que por ahora es el punto de vista del Ego). Hemos sido  educados para sobresalir y dominar. Para competir y si es posible, vencer al otro. ¿Cómo entonces, podríamos esperar a nuestros rivales, en lugar de darnos el gusto de dejarlos rezagados para siempre?

Lo opuesto tiene en cambio toda la lógica cuando nos desplazamos de la mencionada percepción usual de nuestra realidad, hacia la visión de la Humanidad como Unidad. 

Cuando nos damos cuenta de que somos solamente Uno, ¿Tendría sentido que una fracción del Uno permaneciera en la oscuridad, mientras que solo una pequeña parte disfrutara de la Eternidad? Ciertamente no. El Ser no puede fraccionarse. Somos la Filiación. ¡El Hijo de Dios!

Allí arribamos a la nueva y necesaria forma de pensar: 
Si no anhelo la felicidad de cada una de las personas que me rodean, no merezco el despertar
(porque el despertar se hace simplemente imposible en esas condiciones). 

A continuación la inspiradora música de Oliver Shanti en su obra el Niño Bodhisattva, con los elevados  picos del Tibet y el mantra Om Manni Padme Hum de fondo:




Transcribo Las 37 prácticas del Bodhisattva, tomado de la página de un maestro Zen quien lo tradujo; el Sensei Paul Quintero, del Dojo de Venezuela:
  1. Estudia, reflexiona y medita. – Esta es práctica del Bodhisattva.
  2. Abandona tu ciudad natal. Así evitas contaminarte con sus distracciones.
  3. Confía en el silencio. 
  4. Olvídate de lo convencional. Cambia. 
  5. Abandona los malos amigos. 
  6. Mantente cerca de tu instructor.
  7. Toma refugio en las Tres Joyas (Buda, Dharma y Sangha). 
  8. No lleves a cabo acciones destructivas. 
  9. Busca la libertad que nunca cambia (fuera del mundo). 
  10. Para liberar a miles de seres sensibles, alcanza el Despertar. 
  11. Ofrece tu felicidad para que otros no sufran. 
  12. Ofrece tu fortuna y todo el bien que hayas hecho a cualquiera que haya robado algo por necesidad, inclusive a ti mismo.
  13. Absorbe toda la maldad que alguien dirija hacia ti por compasión a esa persona. 
  14. Alaba las habilidades de cualquiera, inclusive de quien haya hablado muy mal de ti. Considéralo tu maestro. 
  15. Honra amablemente a quien te humilla con su palabra en público. 
  16. Aun si alguien a quien tratas y ayudas con un gran amor te desprecia como a un peor enemigo, trátalo con la dulzura y el amor ilimitado de una madre que cuida a un hijo.
  17. Aun si miembros de tu comunidad te ponen por debajo de ellos con desprecio, trátalos respetuosamente y elévalos sobre tu cabeza. 
  18. Aun si te sientes muy mal y agobiado por tus pesares, toma todo el sufrimiento de los demás seres para evitar que ellos sufran. 
  19. Recuerda que si eres muy rico, famoso y aplaudido por todos, la esencia de nuestra existencia es Ku, el Vacío. 
  20. Controla tu ira (tu verdadero oponente) y controla tu Mente. 
  21. Deshazte inmediatamente de cualquier cosa a la que te apegues. 
  22. Evita que tu mente se asocie a sus propias elaboraciones. 
  23. No tomes como real aquello que siendo hermoso te satisface. No te apegues. 
  24. Si se presenta la mala fortuna, considérala como un momento de confusión pasajero. Mientras tanto no te preocupes.
  25. Practica la generosidad dando a otros de lo que tienes sin esperar nada a cambio. Al final debemos abandonar todo. 
  26. Atiende tus necesidades para poder atender luego las necesidades de otros. Comprométete contigo mismo. 
  27. Cultiva la paciencia liberándote de toda irritación o resentimiento.
  28. Usa toda tu energía para practicar la Vía. De allí surgirán todas tus habilidades necesarias para ayudar a otros. 
  29. Practica la quietud para que esta desmantele toda reacción emocional equivocada basándote en la percepción adquirida durante tu meditación. 
  30. Cultiva la sabiduría que cimentará tus destrezas. 
  31. Si no estudias tu propia mente confundida, solo serás un materialista vestido como practicante. Apacigua y termina con tu confusión.
  32. Nunca critiques ni hables de nadie que haya penetrado La Gran Vía, ni de sus imperfecciones.
  33. Nunca te asocies con compañeros o benefactores para obtener un estatus o recompensas personales.
  34. Nunca uses palabras abusivas para molestar a otros, esto aminora tu ética de Bodhisattva. No perturbes a los demás.
  35. Controla tus impulsos en todo momento. Usa tu Mente para enfrentar como un arma los momentos de impulsividad.
  36. Mantente vigilante y extrae de tu Mente solo lo que puede ayudar a otros. 
  37. Dirige todo el bien generado – para ayudar a todos los seres sensibles – hacia tu propio Despertar. – Esta es práctica del Bodhisattva.