domingo, 10 de noviembre de 2013

Visión Utópica de la Paz

La gran pregunta es: ¿No podríamos tener un campo productivo y moderno?

No estoy del lado de ninguno de los dos negociadores en la Habana. -Para ser sincera, los dos me caen muy mal-. Pero cada contendiente en una guerra, cree tener la verdad. Y efectivamente la tiene desde su punto de vista. Para entenderse, solamente tendrían que cambiar de lugar... Pero no lo hacen. -Están ambos con los ojos vendados-.

Analicemos entonces, de una forma inusual (no la de los políticos ni la de los medios de comunicación), qué es lo que pasa en Colombia. Lo haremos en tres partes: Análisis de la realidad, Análisis de la situación política actual y Propuesta de solución:

PRIMERA PARTE: Análisis de la realidad.

  1. Los habitantes de Colombia, a grosso modo, se dividen en dos grupos: el de los que están en la ciudad y el de aquellos que viven en el campo.
  2. Lo anterior lleva a concluir que el gobernante ideal sería aquel que velara por los intereses de los dos grupos.
  3. El error en que estamos inmersos, entonces, es de concepción del problema: Nos sentimos separados en dos tipos irreconciliables de gente. Pero todos somos colombianos y todos merecemos todo el respeto, el bienestar y las oportunidades.

SEGUNDA PARTE: Análisis de la Situación Política Actual.
  1. El país olvidado (el campesino, que irónicamente es el más grande), un buen día, después de décadas de abandono y pobreza, encuentra dos alternativas nada más: Una, apoyar a la guerrilla que ofrece destruir a los citadinos y dos, coger sus herramientas y salir a bloquear la carretera por donde pasan los carros y camiones de los ricos.  En reacción, ese día, el gobernante declara por televisión que no permitirá que se le haga daño al país y que reprimirá a los revoltosos con la fuerza pública.
  2. ¿Está el gobernante actual (o siquiera alguno de sus predecesores) pensando en ambos componentes de nuestra patria? Definitivamente no. Porque los políticos viven de lo visible: de lo contrario su importancia desaparece. El presidente vive de las encuestas, de la entrevista televisiva, de la opinión internacional, de los índices económicos.
  3. ¿Son concientes las dos partes de que son dos caras de una misma moneda? Pues tampoco. A los de la ciudad les molestan los campesinos y estos se sienten disminuidos y relegados a su suerte por los primeros.
  4. Qué situación tan absurda que la violencia se instale en un país rico en recursos y de gente trabajadora, por esta simple situación. Como si fueran dos países. O como si matándose en emboscadas, pudiera eliminarse uno de los bandos ¡Y quedar reinando el otro! ¡No se dan cuenta de que se necesitan! Los dos son importantes. 
TERCERA PARTE: Propuesta de Solución (expongo aquí mi humilde opinión de lego en la política).


Puesto que todos quieren abundancia y todos quieren oportunidades, por una parte y, por otra, todos necesitan adquirir los productos agrícolas y pecuarios para sobrevivir, no sería justo que unos trabajaran bajo el sol y con los pies en el barro, mientras los otros trabajan intelectualmente, limpiecitos y con aire acondicionado. El campesino tiene derecho también a estar cómodo.

La solución para desarrollar el campo y evitar la migración de pobreza a la ciudad, entonces, sería:
  1. Llegar a un acuerdo ganar-ganar en la mesa de negociaciones hoy. Con condiciones fuertes y cercana vigilancia de la sociedad civil para quienes cometieron delitos de lesa humanidad.
  2. Elegir como dirigente a un político íntegro y que ame a su país. A todo el país. Y que esté dispuesto a distribuir el erario público de manera equitativa entre todos los sectores.
  3. Establecer en muchos, muchos, muchos polos lejanos a las urbes actuales, centros de transformación de productos agrícolas y pecuarios en los que se emplearía a la población guerrillera que quedaría "cesante" y desempleada en cuanto se firme el proceso de paz. Con esto, además, haríamos el gol de vender o exportar producto procesado y no materia prima que siempre pagan bajo.
  4. Estas mini industrias artesanales, al principio absorberían el producto correspondiente de la zona (una clase de fruta, un tipo de carne, fibras, minerales, vegetales, artesanías, derivados lácteos, etc.) y estimularían su producción dando bienestar al campesino. No importa que se empiece a cultivar en cada sitio uno o dos productos nada más. Ejemplo: la industria del bocadillo en Vélez, Santander; o los lácteos en Ubaté, Cundinamarca. ¡Eso funcionó! Y habría que hacerlo con apoyo de criterios técnicos y científicos, aportados gubernamentalmente.
  5. La abundancia para la zona y la voluntad del gobernante, facilitarían paulatinamente crear instituciones educativas y de salud que hicieran posible permanecer en el sitio, sin anhelar la migración a las grandes capitales.
  6. Daríamos así el salto a una sociedad moderna más justa y equilibrada económicamente. Como sucede por ejemplo, en el Japón o en la Europa socialista: El agricultor tiene estatus, una casa cómoda, buenas comunicaciones, se mueve en vehículos modernos y sus hijos tienen acceso a la educación que les interese, sin ninguna limitación más que su capacidad intelectual.
No veo porqué esto no podría implementarse en nuestra Colombia. Romperíamos la división entre colombianos de ciudad y colombianos del campo, alcanzando una integración humana y permitiendo que incluso, muchos de los que amamos la naturaleza, suspiramos por los bellos pueblos de nuestra tierra, y sufrimos la frialdad de la ciudad, pudiéramos regresar a vivir al campo.

¿Será que sí se puede? ¿Será que les da la gana a los negociadores de ambos lados, deponer las armas y sus ambiciones personales en favor de la hermosa y pujante Colombia?