Si uno se pone a pensar en cuál sería el nivel vibratorio en el que se debería colocar una persona o la Humanidad entera si estuviera empeñada en ascender al siguiente nivel, definitivamente la clave sería deshacerse del karma. Al quitarse ese peso de encima, seguramente el Ser flotaría hacia su Fuente automáticamente.
El Karma, en efecto, nos ata, nos entristece y nos hace sentir insignificantes y culpables... O en su defecto, nos lleva a culpar a los demás, ocasionando que parte de nosotros mismos (porque somos Uno) sea degradado y no pueda evolucionar jamás espiritualmente. Lo hemos condenado, lo cual según el sentido común, va en contra de una Criatura de Dios.
Así, en este conflicto, el padre adquiere profundamente el karma de haber actuado mal, si no a sus propios ojos, sí a los de alguien que para él tiene la más alta importancia. A la vez, la hija carga con el peso de lo que su ego declara como sufrido, sin permitir solución a la situación paralizante. Porque es lugar común decir que "Perdono, pero no olvido", lo que es poco menos que "No te puedo perdonar".
¿Cómo podría entonces la Humanidad obtener la ligereza necesaria para flotar?
Solamente perdonando.
Es necesario que todas las cadenas entre personas se rompan, para que podamos "ascender", como dicen los maestros contemporáneos.
Cuando cada uno deja que su "verdugo" sea libre, él mismo alcanza también la libertad. Y lo mismo vale para los pueblos, las razas, los géneros, las familias y todos los componentes de nuestro actual caos.
¡El perdón elimina el karma!Hagamos entonces un esfuercito por mirar el pasado con otra perspectiva... Tal vez entendiendo la razón de lo que eventualmente pasó, o siendo concientes de que a lo mejor fue solamente un mal sueño... O nuestra imaginación, -que es la que en última instancia crea lo que vivimos-.
¿Podremos algún día?
¡El caso es que necesitamos ascender!