sábado, 26 de abril de 2014

Vamos a Imaginar la Paz en Colombia

Concordantemente con la idea de que los hechos, para materializarse, deben ser gestados primero en pensamientos, la excelente historiadora colombiana Diana Uribe nos regaló en la noche de la Navidad pasada, un relato de lo que para la mayor parte de nosotros es una utopía. Sabiamente, nos invita a imaginar la paz en este bellísimo y próspero país latinoamericano.

Como muchos, mi tendencia ha ido siempre rechazar cualquier propuesta de los que han destrozado por seis décadas nuestra nación. Pero hoy, después de oír esta premonición de lo que podemos llegar a recuperar si empezamos a perdonar y a brindarle una oportunidad a la paz, he decidido darle el beneficio de la duda a las mesas de diálogo de La Habana. No porque crea mucho en la sinceridad de ninguna de las dos partes que están interviniendo ahora, sino porque creo que la Providencia de alguna forma nos va a ayudar, si aportamos nuestro granito de arena y al menos nos ponemos mentalmente a Su disposición.

Diana, con profundo conocimiento de la naturaleza humana, sabe que si no cedemos y aceptamos por fin la idea de imaginar una patria en paz, vamos a eternizar nuestra situación de gente que se acostumbró a vivir en la guerra, y que se resignó a aceptar que ni siquiera puede recorrer su tierra cuando le place.



Son tantos los sitios que como geóloga visité, caminando, y que hace años nadie puede ver. Paisajes de mi tierra hermosa, que fueron la inspiración para mis devaneos filosóficos y mi rendición a la Fuerza Universal, que nadie conoce ya; que nadie puede disfrutar.

La Colombia biodiversa ecológica y culturalmente, merece que nuestra imaginación permita la paz y rompa las barreras que nuestras mentes colectivamente habían colocado, en su permanente estado de terror.

Queremos volver a las montañas. Queremos vivir en la selva. Queremos navegar el Magdalena. Queremos sacar fotos en el Páramo. Nuestra gente tiene derecho a acampar. A madrugar. A viajar de noche. Queremos dormir nuevamente en sleepings en la escuela del pueblo. Cortar camino por el bosque. Pescar en la laguna. Cosas que antes se hacían naturalmente... ¿Qué pasó?

¡Queremos que nos devuelvan a Colombia!
No lo vamos a dejar en simple ficción: Nuestras mentes pueden lograrlo, sin movernos de nuestra casa.

Y si eso se logra, inmediatamente debemos hacer maletas los que nos hallamos lejos.