He descubierto hoy al amanecer tres destellos sabios, que por supuesto, no vienen de mí, sino de una fuente espléndida:
1. ¿A qué venimos aqui?
Venimos a esta experiencia para aprender a resolver problemas y situaciones, pero a un nivel especial: A la altura de seres de luz. No a la altura de salvajes que arreglan las cosas con violencia, discusiones y abogados.
¿Como se hace eso?
Instalándose en una posición tan neutral, que deseemos
intensamente que ninguna de las partes se vea perjudicada al resolver el
conflicto o negocio.
Decir: ¡Soy consciente de que yo estoy de los dos lados. Somos uno y el mismo!
Decir: ¡Soy consciente de que yo estoy de los dos lados. Somos uno y el mismo!
Esto parece una idea común y trajinada: El Ganar/Ganar. Pero ahora hay que hacerlo sinceramente. Despojémonos de nuestro deseo de ser más vivos y astutos que el otro.
2. No juzgar es la clave del perdón.
El asunto de perdonar, perdonar, perdonar, no era claro para mí, ni me acababa de gustar personalmente.
Pero cuando lo asocié con el No Juzgar, lo entendí de golpe:
Si conscientemente no juzgo a nadie, casi que se hace innecesario el perdón, porque ya he decidido que no me meteré ni en las actuaciones ni en los pensamientos de las otras personas.
Así, simplemente comprendo a los demás, porque me pongo en todos los casos en sus zapatos. Y entiendo por qué hacen lo que hacen. -Yo, probablemente hubiera hecho algo similar en su caso-.
Si conscientemente no juzgo a nadie, casi que se hace innecesario el perdón, porque ya he decidido que no me meteré ni en las actuaciones ni en los pensamientos de las otras personas.
Así, simplemente comprendo a los demás, porque me pongo en todos los casos en sus zapatos. Y entiendo por qué hacen lo que hacen. -Yo, probablemente hubiera hecho algo similar en su caso-.
3. La necesidad imperiosa de andar por la vida sin pensar demasiado.
Mantengamos la mente limpia. Abandonemos esa pensadera que ni siquiera nos ayuda a resolver los problemas.
Leí en un libro de Fred A. Wolf, que el 90% de nuestros actos los realiza el inconsciente. Despues el conciente cae en cuenta de lo que se hizo y manipula el cerebro y el tiempo para creerse el artífice.
Mantengamos la mente limpia. Abandonemos esa pensadera que ni siquiera nos ayuda a resolver los problemas.
Leí en un libro de Fred A. Wolf, que el 90% de nuestros actos los realiza el inconsciente. Despues el conciente cae en cuenta de lo que se hizo y manipula el cerebro y el tiempo para creerse el artífice.
Por eso, es necesario abandonarse al Espíritu, encomendándole el problema una vez hayamos soltado los juicios, hayamos perdonado al hermano y nos hayamos quitado la camiseta del ego.