Algo tan elemental como respirar... Que lo hace un niño sin darse cuenta, que lo hacen los jóvenes y los deportistas... ¡A la gente que se cree madura o importante, se le va olvidando!
El miedo por lo financiero... El susto por otras personas.. Por la familia que nos censura... O espera demasiado... Nos roba la respiración y ¡Con ella se nos va la vida!
Hubo un accidente automovilístico que cambió mi vida. Despues de él, persistía el miedo, tal vez a la muerte... O a lo inesperado. ¡Y no respiraba casi! -Debe haberle pasado a otros también- El aire apenas se colaba por mi boca entreabierta.
Esta situación era tan evidente que tuve que sacar los libros del Hatha Yoga de mi juventud y estudiar de nuevo cómo se respira. Hacer ejercicios de Yoga. ¡Aprender a respirar otra vez!
Pero tal vez el miedo de la cotidianidad absurda en que nos desenvolvemos... Las noticias aterrorizantes de masacres, bombas y armas climatológicas y químicas, me dejaron en un nivel de respiración apenas medio. Aunque le agradezco. Sin ese poco aire contaminado estaría muerta.
¡Pero no es suficiente! Necesitamos aire para poder pensar. ¡Para poder crear!
¡Inspiremos! Cabe mucho aire en nuestros pulmones, si es que no nos hemos dado cuenta.
Vamos al jardín e hinchemos la caja toráxica, empezando por dilatar el abdomen...
Abandonemos ese ridículo sube y baja de milímetros, en el que no alcanza a entrar el prana revitalizador.
¡Fuera el miedo de nuestras vidas!!!
¡A respirar!!!!
