miércoles, 4 de marzo de 2020

Compromiso total

NO es posible ver la cuarta dimensión ni habitar en ella,
si tan solo UN juicio permanece en mi mente.

Lo dice Matías Stefano. Y este detalle nos muestra qué estricta y permanente debe ser nuestra observación sobre nuestros pensamientos. 

¡Todos queremos ya ir a un mundo mejor!
Queremos ya terminar este ciclo durísimo de encarnaciones violentas, en un medio áspero y rústico como es la tercera dimensión.

Pero no nos comprometemos más allá del intelecto.

El hecho es que para convivir con seres del cuarto nivel, para gozar de un mundo iluminado y equilibrado, nosotros mismos debemos estar a su altura. ¿No lo habíamos pensado? ¿Creíamos que venía gratuitamente y que nosotros nos transformaríamos automáticamente en seres de luz, abandonando sin esfuerzo nuestras rencillas, racismo, miedo y pecadillos?

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Nuestro nivel, para vibrar acorde y poder habitar allí, también debe ser el de la inocencia, 
sin prejuicios, sin ataques al prójimo, pues nos reconocemos uno con él.

O ¿es que creemos que un ser apático, egoísta y desconfiado podría medrar en ese mundo de armonía?

¡Pongámonos ya a trabajar en ese pulimento de nuestras actitudes y pensamientos!

¡Ya llegó el momento! Debemos actuar, en lugar de seguir juzgando a los demás.

Dice Neil Donald Walsh que la cantidad de almas despiertas en la Tierra en este momento es ya notoria. No son uno o dos concientes. Son ya alrededor de un millón de despiertos que, increíblemente, no se deciden a cambiar las cosas por ellos mismos y ni siquiera se exigen la perfección que vislumbraron como posible.

¿Resulta entonces que somos indolentes y perezosos, habiendo ya llegado al culminante punto en que el ser deja de actuar somnoliento y por instinto?

Siglos de siglos pasando por los vegetales, los animales y el hombre del ego.
Por fin somos concientes, acercándonos al verdadero ser humano.
Entendemos muchas cosas... pero seguimos actuando como el rebaño ciego que se deja manipular y que cree en mil fetiches e ilusiones.

Será que ¿Tenemos a la Verdad como una curiosidad, 
solamente para los ocasionales ratos de introspección?