Volviendo al tema de la escasez de oxígeno para algunos estados alterados de conciencia, se comprende entonces el rol del incienso en las ceremonias religiosas y en las reuniones de meditación de muchas filosofías.
Personalmente me fascina el incienso, pero ya que socialmente (familiarmente), en nuestro mundo occidental, no fue muy aceptado, me pasé la vida meditando sin él.
Por otra parte me escandalizaba (por no decir asqueaba) la forma en que la iglesia católica acostumbra establecer toda una humareda, las pocas veces que aún lo utiliza.
Ahora, con la mirada nueva sobre el óxígeno durante la meditación, es muy claro que se medita en los dójos, en templos cerrados, en ermitas, en cuevas... Siempre en espacios sin luz natural y a veces en gran aglomeración, como en los antiguos monasterios tibetanos...
No es común que se medite en sitios ventilados, como por ejemplo a la orilla del mar, por lo que entiendo la intención y la ayuda que puede significar este delicioso aroma en nuestra búsqueda de la Conexión y la Unidad.
¡Ahá!