domingo, 6 de marzo de 2022

¿Seré yo el Durmiente?

 Enunció algún día Alan Watts algo así:

Imagina que te digo lo siguiente: Tendrás la facultad cada noche, al irte a dormir, de soñar cualquier cosa que quieras. Podrás experimentar la aventura que desees y ser el personaje que te guste.

Podrás hacer esto cada noche y en cada sueño te parecerá que has vivido mucho tiempo: 75 años, por ejemplo. Serás el gran jefe... serás el rey, la reina... serás la madre más feliz... serás un sabio muy respetado... serás el inventor admirado... la cantante más famosa, o un millonario exitoso. ¡Vivirás lo que más te guste vivir!


Harás esto hasta el cansancio, viviendo periodos de extremo placer y gran diversión. ¡Te encantará! Pero, entonces, te dirás: - ¿No será más interesante si no determino yo lo que sueño y la aventura resulta una sorpresa? ¿Qué tal que yo NO tuviera el control de lo soñado? 

Esta variación puede parecerte muy interesante y podrás soñar cada noche tu vida de 75 años, sin premeditarla; enfrentando lo que venga, con miles de variaciones sorprendentes.


¡Hasta un día que, entre todas las alternativas posibles, sueñes estar viviendo exactamente lo que estás viviendo hoy!

O sea que, la noticia es que ¡olvidaste que eres el Soñador!

Suponiendo esta idea como real, verás la vida de una manera totalmente diferente. Dejarás de ser una hoja al viento... un juguete del destino y tal vez disfrutes cada aventura observándola cuidadosamente, con curiosidad, pero nunca en desventaja.

Hasta que de una forma u otra, te des cuenta de que es imposible dejar de ser el controlador. Aunque hayas pretendido olvidarlo para darle mayor interés al juego...

Y verás que eres todos los personajes, pues eres el fabricante del sueño. Ya nadie será tu enemigo, ni tu obstáculo, a menos que quieras jugar así, concientemente.

Lo que viene luego, es entrar en el proceso de despertar del sueño, para recuperar la identidad del Omnipotente Durmiente... 

Bueno... Hazlo cuando ya estés aburrido del juego y hayas recordado el plan original-

 ¡Despertar!