miércoles, 23 de marzo de 2022

Método para la Cancelación del Karma

Personalmente, no siento entusiasmo por regresar a la Rueda de las Encarnaciones en este nivel 3D. 

Por ello, pienso que si tenemos la ilusión de pasar a una dimensión nueva, es necesario saldar lo que se tiene pendiente aún en este plano de experiencia. 

No niego que haya sido una vivencia interesante; no niego que su aspecto sea fabuloso: la Creación es asombrosamente perfecta y bella, aún con las imperfecciones del Holograma 3D de este nivel.

Pero la verdad es ¡Que no quiero seguir aquí! ¡Que me siento saturada! Y si algunos de ustedes están en el mismo plan, les propongo un Ejercicio:

Revisemos despacito nuestra memoria para identificar aquellas personas con quienes podría haber un lazo kármico, que nos pudiera forzar a volver a empezar aquí o nos detuviera en nuestro anhelo de expansión, hasta no pagar.


Lo curioso, es que los temas pendientes con personas con quienes interactuamos pocas veces en la vida o por razones casuales, son tenues y probablemente no tengan efectos importantes. Más bien, importan las lecciones principales: Aquellas que probablemente elegimos y concertamos antes de venir al mundo y, que probablemente hemos reprobado una y otra vez: ¡LAS FAMILIARES!


Los familiares son esas energías que han rondado siempre alrededor nuestro -en muchas encarnaciones- y cuyas relaciones se han hecho más y más complejas por razón, seguramente, de la frecuencia de interacción y, por supuesto la acumulación kármica...

Mejor dicho, ¡Un asunto casi sin solución!

Y no digo que el karma sea negativo siempre. También hay en las familias mucho positivo, pero con las típicas lecciones de la imposibilidad o de la ausencia prematura, por ejemplo. El hecho es que, en mi experiencia, es rara la relación kármica de cuento de hadas.

Bien. Ahora el ejercicio:

Sin profundizar en los malos momentos, porque repasar las situaciones desagradables refuerza el karma como si lo volvieramos a vivir, vamos a pedir perdón a nuestros dolientes.


Hagamos mentalmente esta conversación sanadora con cada uno de aquellos a quienes, tal vez, tratamos mal en alguna ocasión, o no quisimos ayudar, o les robamos algo, como hice yo en el Jardín Infantil con el niño de pantalón corto, que había reunido 12 tapas premiadas de gaseosa.

Pedirles perdón no significa literalmente ir a hablar con ellos, porque, es probable que varios de ellos no estén a nuestro alcance, ya sea porque ya murieron, o porque desaparecieron de nuestra vida, o porque no se encuentran geográficamente junto a nosotros (o porque no nos dirigen la palabra... ¡ja! ¡ja!).

Este es un proceso MENTAL, que por ser mental y a distancia, no puede carecer de sinceridad y arrepentimiento.

Pediremos perdón sinceramente y con cariño. Para esto, si lo queremos hacer con cierta ceremonia, que fijaría un poco más este proceso de ruptura de enlaces en la mente, podemos usar el sistema del Hoponopono, del que ya hablamos hace mucho en este blog, o cualquier otro:

Lo siento... Por favor, perdóname. ¡Gracias! ¡Te aprecio!


Espero que este sistema para soltar cadenas antes de que tiempos mejores nos alcancen, sea de utilidad para todos nosotros y nos permita estar listos a tiempo.