Para los que aún tomamos sopa, existe una buena alternativa ante los problemas que significa usar como base de preparación en la cocina, hueso de res o caldos concentrados en cubitos. Los primeros aportan mucha grasa, mientras que los segundos pueden llegar a ser muy dañosos por sus componentes químicos como el glutamato monosódico (E-621).
Este saborizante también causa obesidad. Puede producir asma y otros problemas respiratorios. Lesiones cerebrales, alteraciones del sistema nervioso central y del sueño. Se cree que también favorece el Alzheimer. Los efectos secundarios más comunes incluyen una sensación de ardor en los brazos, el rostro o el tórax, un adormecimiento que se irradia desde el cuello a los brazos; hormigueo o calor en el rostro, brazos o cuello; presión en la cara; dolores de cabeza; dolores en el pecho; palpitaciones; somnolencia; dificultad para respirar y debilidad general.
Esta sal que se usa para potenciar el sabor de los alimentos, es también culpable de causar adicción a la comida chatarra, al impedir el buen funcionamiento de los mecanismos inhibidores del apetito. Así que cuando nos encontremos con una golosina, dulce, o salsa, que no podemos dejar de comer, revisemos los ingredientes, porque probablemente estará este compuesto con nombre propio o con varios otros que lo disimulan; porque el GMS también es llamado a menudo glutamato de sodio, ácido glutámico libre, proteína hidrolizada de plantas (o vegetal), extracto de proteína vegetal, caseinato de sodio, caseína de calcio y extracto de levadura.
Debemos evitar entonces, este componente leyendo las etiquetas de salsas y comidas precocidas, lo mismo que frituras de maíz, papas fritas, sopas enlatadas, aderezos, carnes a la parrilla, carnes ahumadas, embutidos, condimentos preparados, consomé concentrado, fideos instantáneos y salsas.
Este saborizante también causa obesidad. Puede producir asma y otros problemas respiratorios. Lesiones cerebrales, alteraciones del sistema nervioso central y del sueño. Se cree que también favorece el Alzheimer. Los efectos secundarios más comunes incluyen una sensación de ardor en los brazos, el rostro o el tórax, un adormecimiento que se irradia desde el cuello a los brazos; hormigueo o calor en el rostro, brazos o cuello; presión en la cara; dolores de cabeza; dolores en el pecho; palpitaciones; somnolencia; dificultad para respirar y debilidad general.
La alternativa que nos da el Doctor Mercola, la puedo garantizar yo, pues hace unos 5 años me dio la fórmula una irióloga en el Ecuador: Consiste en comprar por kilos, patas de pollo (si se pudiera orgánico, mejor) . Se ponen a cocinar en agua en una olla grande durante unas 6 u 8 horas, hasta que estén blandas y toda la gelatina (colágeno) haya pasado al agua dándole un aspecto blancuzco.
Retiramos del fuego la olla y colamos el contenido hacia un recipiente hondo. Un rato después, podremos retirar con una cuchara la grasa superficial, de manera que la "sustancia" para nuestros caldos y sopas está lista.
Entonces, al congelador; y de allí sacaremos una cucharada grande cada día como base de las sopas. Es inigualable porque aporta también calcio, como lo explica a continuación el Doctor Mercola:
Entonces, al congelador; y de allí sacaremos una cucharada grande cada día como base de las sopas. Es inigualable porque aporta también calcio, como lo explica a continuación el Doctor Mercola: