martes, 18 de febrero de 2014

Salud. Evitar el Glutamato Monosódico.

Para los que aún tomamos sopa, existe una buena alternativa ante los problemas que significa usar como base de preparación en la cocina, hueso de res o caldos concentrados en cubitos. Los primeros aportan mucha grasa, mientras que los segundos pueden llegar a ser muy dañosos por sus componentes químicos como el glutamato monosódico (E-621). 


Esta sal que se usa para potenciar el sabor de los alimentos, es también culpable de causar adicción a la comida chatarra, al impedir el buen funcionamiento de los mecanismos inhibidores del apetito. Así que cuando nos encontremos con una golosina, dulce, o salsa, que no podemos dejar de comer, revisemos los ingredientes, porque probablemente estará este compuesto con nombre propio o con varios otros que lo disimulan; porque el GMS también es llamado a menudo glutamato de sodio, ácido glutámico libre, proteína hidrolizada de plantas (o vegetal), extracto de proteína vegetal, caseinato de sodio, caseína de calcio y extracto de levadura. 

Debemos evitar entonces, este componente leyendo las etiquetas de salsas y comidas precocidas, lo mismo que frituras de maíz, papas fritas, sopas enlatadas, aderezos, carnes a la parrilla, carnes ahumadas, embutidos​, condimentos preparados, consomé concentrado, fideos instantáneos y salsas.


Este saborizante también causa obesidad. Puede producir asma y otros problemas respiratorios. Lesiones cerebrales, alteraciones del sistema nervioso central y del sueño. Se cree que también favorece el Alzheimer. Los efectos secundarios más comunes incluyen una sensación de ardor en los brazos, el rostro o el tórax, un adormecimiento que se irradia desde el cuello a los brazos; hormigueo o calor en el rostro, brazos o cuello; presión en la cara; dolores de cabeza; dolores en el pecho; palpitaciones; somnolencia; dificultad para respirar y debilidad general.


La alternativa que nos da el Doctor Mercola, la puedo garantizar yo, pues hace unos 5 años me dio la fórmula una irióloga en el Ecuador: Consiste en comprar por kilos, patas de pollo (si se pudiera orgánico, mejor) . Se ponen a cocinar en agua en una olla grande durante unas 6 u 8 horas, hasta que estén blandas y toda la gelatina (colágeno) haya pasado al agua dándole un aspecto blancuzco.



Retiramos del fuego la olla y colamos el contenido hacia un recipiente hondo. Un rato después, podremos retirar con una cuchara la grasa superficial, de manera que la "sustancia" para nuestros caldos y sopas está lista. 

Entonces, al congelador; y de allí sacaremos una cucharada grande cada día como base de las sopas.  Es inigualable porque aporta también calcio, como lo explica a continuación el Doctor Mercola: