Tuve un amor paraguayo, un shamán -un poco loco, un poco aterrizado-, obsesionado con la frase de Jesús: "Estar en el Mundo sin Ser del Mundo".
El caso es que siempre que conocía a alguien, lo primero que hacía era preguntarle cómo interpretaba la frase, con lo cual el recién conocido quedaba completamente desubicado y ya no sabía de qué hablarle a este ingeniero agrónomo.
El caso es que siempre que conocía a alguien, lo primero que hacía era preguntarle cómo interpretaba la frase, con lo cual el recién conocido quedaba completamente desubicado y ya no sabía de qué hablarle a este ingeniero agrónomo.
A mí me parecía que la frase no tenía misterio: Desde mi perspectiva budista, decía que se trataba de no apegarse a lo que encontramos aquí; no aferrarnos ni a lo que nos agrada ni a lo que nos desagrada. Y punto. No había más que buscar. Parcialmente cierto.
Ahora, unos años después, cuando a veces logro -meditando- zafarme por instantes de la ilusión de la existencia, creo que la frase es aún más profunda.
Tiene que ver con andar por la vida de manera liviana, mirando su belleza y sus colores... Observando los sucesos sin detenerse en ellos y sin que nos afecten más de lo que voluntariamente quisiéramos.
Esto es, empoderarse de la situación y tomar lo que queremos y dejar que se esfume lo que no deseamos vivir.
Esto es, empoderarse de la situación y tomar lo que queremos y dejar que se esfume lo que no deseamos vivir.
Si se da el caso de que algo nos interesa, entusiasmarnos y sumergirnos en la activididad o estudio, con una dedicación que permita extraerle el gusto, pero siempre mirando desde lejos, como quen mira a un actor que representa un papel y luego lo abandona sin sentir pena por eso. Ser el Observador silencioso.
¡Pero disfrutar! Saltar de un tema a otro, con gusto y asombro, tomándolo como algo temporal. Un disfrute que sin embargo, no nos afecte ni nos marque.
Estar en el mundo, porque queremos estar en él ahora. Puede que después deseemos no estarlo o tal vez estar en otra parte.
Sentirnos dueños de la situación. No juguetes del destino, ni errantes viajeros sin brújula. No somos una hoja al viento. Estamos aquí porque nos pareció divertido dar una vuelta y experimentar.
En síntesis, estar contentísimos con el día a día, mientras dure. En el fondo, no es importante. Es un juego pasajero y al que tratamos de dar el tinte más alegre y favorable que podemos.
Sabernos metidos en un trasformer metálico o un avatar o un cuerpo blando. Totalmente concientes. Amando al mundo como a la propia creación. Flotando en él como en aire líquido. Haciendo ondas azules y amores rojos.
La frase de Jesús resalta que debemos saber que lo importante está en otra parte. Como siempre: Este es el Sueño que vivimos y que forjamos voluntariamente; y si lo abandonamos, nada se habrá perdido ni nada se habrá ganado...
Seremos quienes somos. Eso no tiene discusión.