viernes, 18 de agosto de 2017

Soñar Conscientemente

¿Qué pasa cuando en la práctica de disciplinas budistas, o en aquellas de los shamanes mexicanos y peruanos, logramos darnos cuenta de que estamos soñando?

Pues ¡Nos encanta!
¡Qué gran satisfacción!

Cuando una noche cualquiera, después de bastante esfuerzo tratando de permanecer conscientes durante el sueño, nos damos cuenta (en el sueño), de que no es real lo que vemos y de que estamos de alguna forma en otra dimensión: ¡La del sueño! Nos sentimos bien. Poderosos. Por fin con control sobre algo.

Cuando tenemos el gran placer de decir "Ahora mismo estoy soñando". ¡Qué bueno es eso!

No sé qué le habrá pasado a otros practicantes del ensoñar, pero después de ese gran gusto (gusto del Ego, por supuesto), lo que queremos es repetir una y otra vez la experiencia.

Y ¿Para qué?
Aquí viene la pregunta importante: ¿Para qué lo hacían y enseñaban aquellos sabios?

Por supuesto que no era para que nos quedáramos dando vueltas infinitamente en nuestro descubrimiento, que al fin y al cabo no es tampoco la gran cosa: Saber que estoy dormido mientras estoy dormido. ¡Listo, eso era todo!

Pues lo enseñaban ¡PARA DESTACAR EL SÍMIL CON LA VIDA DE VIGILIA!

Lo usaban los maestros simplemente para que el discípulo se diera cuenta del parecido con la vida normal seudo despierta.

Conclusión:


A partir de este punto, de esta revelación obtenida durante los experimentos con el sueño nocturno, nos conviene entender varias cosas, que nos muestra el sueño común:
  • El tiempo no existe... Está en mi mente. Toda la historia sucedió en pocos instantes...
  • El espacio tampoco existe... Ocurre todo en mi cabeza... Como cuando duermo y sueño...
  • Con mi actitud y forma de pensar puedo precipitar un sueño u otro... Por que soy el creador de mi experiencia, e incluso, puedo escoger una espectacularmente agradable y fructífera.

PERO SIEMPRE MANTENIENDO EN MENTE QUIEN SOY.

Lo más importante es no olvidar que yo soy el artífice del sueño... Para no confundirme con los "sucesos" y quedar atrapado en él, en vez de disfrutarlo, o de abandonarlo, si eso es lo que deseo hacer.