Una útil intención de meditación para hoy es: "Dios es la Mente con la que Pienso", porque nos muestra que no estamos solos ni desconectados. A la vez nos facilita deshacernos de tanto pensamiento basura, pues tenderemos a pensar solamente cosas aceptables para la mente de Dios.
La idea se basa en que realmente estamos unidos en Una sola Mente (que lo es todo, pues por definición lógica, no puede existir nada separado del Todo, -porque entonces, éste no sería total-).
Toda la confusión en que ahora estamos viviendo (nadie negará que el mundo está al revés) se originó cuando comenzamos a percibirnos como separados unos de otros. En ese momento también nuestra mente se abrió en dos y empezó a percibir la Dualidad que domina nuestra existencia actualmente: alto-bajo, feo-bonito. Consecuencia "física" de esta separación fue la división en dos partes de nuestro cerebro, del cual, usamos predominantemente la mitad: La racional, analítica y objetiva; la mente matemática... La que promueven la escuela y el Sistema. La que aferrada a acumular recuerdos, miedos, rencores y vivencias le dio vida a nuestro Ego o personalidad.
La otra mitad, la intuitiva, la de nuestro niño inocente, está durmiente, con leves asomos casuales en la mayoría de nosotros (Excepción a esta condición, es la de los místicos, los artistas y los poetas, quienes funcionan con el hemisferio derecho en sus "momentos de inspiración"). El cerebro derecho es la "musa" que susurra excepcionalmente al oído de los obradores de belleza y sabiduría.
No malgastemos esfuerzos en indagar qué sucedió en el momento de la separación: a grandes rasgos, quisimos funcionar independientemente del Todo, lo que causó la Gran Ilusión: Maya. El mundo en el que creemos existir. Un sueño.
Así que en esta nueva instrucción, nuestro objetivo al meditar será despertar el cerebro derecho (para los diestros) y el izquierdo para los zurdos. Eso, normalmente resulta tras años de meditación y quienes hayan estado meditando concordarán en que -cuando se hace bien- se siente un leve pero agradable hormigueo en el lado inactivo de la cabeza, acompañado a veces con una inexplicable alegría, que puede durar horas.
Afortunadamente ahora, en el 2013, nosotros ya estamos viviendo en el Fin del Tiempo (No el fin del mundo ni de los tiempos, sino en el fin de la tiranía del tiempo lineal). Estamos, como claramente lo sentimos día a día, en el acelere de los relojes. Por lo tanto, una meditación enfocando concientemente el cerebro derecho y tratando de comprender la frase "Dios es la Mente con la que Pienso", nos ayudará a dar el anhelado salto en mucho menor "tiempo".
Mecánica: Sentémonos como siempre, -todas las mañanas y las noches, si se puede-, y relajados, con la posición y respiración usual (sin estresarnos mucho en ello), comencemos a disfrutar la paz que se halla en la parte intuitiva del cerebro; la que piensa con Dios. Y hagamos ésto enfocando nuestra atención meditante en ese lado de nuestra cabeza. En el interior de nuestro cráneo.
Lo asombroso de este método es, que el Ego desaparece automáticamente... Lo que meditando por años nos costaba grandes esfuerzos: poner la mente en blanco, dejar de pensar... alejar los pensamientos... ignorarlos... sucede así instantáneamente; porque la mente intuitiva, -por su propia naturaleza- ignora las ideas racionales del Ego. Son tan ajenas a ella que no las puede ver. Así, ningún pensamiento viene y podemos disfrutar plenamente de una real comunión con la Humanidad y con Dios. ¡Ensáyalo y compruébalo!
Entonces, ésta sería una forma suave, elegante de deshacernos del Ego. No tendríamos que luchar con él, como tampoco en la meditación luchamos con los pensamientos. Él solito se esfumará, dejándonos libres para reconocer nuestra unidad, como la gloriosa Humanidad que conformamos; como el Hijo integrado de Dios. Podremos por primera vez sentir que el otro sí es nuestro "hermano".
Y, en consecuencia, -atendiendo a la definición inicial del Todo- esta liberación universal será posible aunque solamente unos pocos meditemos de tal forma, pues si las mentes están conectadas entre sí, la iluminación no será individual sino que tendrá que alcanzar a todos, tal como dice el Zen al cerrar la sesión: "Que mi meditación de hoy sea de beneficio para todos los seres sintientes"
Ensayemos entonces a aplicar a nuestra meditación esta variante, que puede significarnos el teléfono de Trinity: una salída rápida de Matrix, -el mundo de las ilusiones, la impermanencia y la muerte-.