martes, 13 de agosto de 2013

UCDM 1. La Función del Ego.

Esta es la obra del Ego en nuestra aparente existencia. La obra de los Egos, para ser más precisos:

El mundo que observamos y que pareciera estar en el exterior, es cada día más confuso y desconcertante. Esto es evidente cuando cedo a la tentación de ver el noticiero de la noche: me acomodo y me concentro pensando que voy a conseguir una imagen clara de la situación en alguna parte. Pero eso es imposible, aunque desaparecieran los intereses políticos y económicos que existen detrás de los medios de comunicación, porque lo que vemos no tiene pies ni cabeza. Es una masa amorfa de "hechos" que está gobernada simplemente por el caos, la agresión y el egoísmo; de manera que ni siquiera logro establecer quién es "el bueno", ni quién es "el malo" de la película.

El que consideraba honesto, un buen día se lleva el estrellato de la astucia para defraudar a quienes confiaban en él, de la manera más descarada. Pero eso sucede en la emisión de noticias de hoy... Porque en la de dentro de dos años, me revelarán que el tal individuo era inocente y pagó injustamente dos años de cárcel en las peores condiciones y con el tremendo sufrimiento de su familia. La solución al enigma estaba en que había un astuto más astuto detrás, quien nos engañó a todos. Pero no para ahí el enredo y tendré que ver cómo día tras día la red se hace más intrincada y compleja hasta que finalmente me de cuenta de que no entiendo nada.

El problema radica en que cada uno de nosotros es esclavo del Ego, -una ilusión que ni siquiera tiene realidad-, pero a la que le hemos conferido vida y autoridad sobre nosotros.

Y esos egos nos hacen a todos actuar de forma demente resultando en un mundo absurdo al cual nos empeñamos en verle algún sentido.

Los egos nos manejan hacia la agresión a todos (gobernantes, obreros, ejecutivos, amas de casa, maestros y policías)... 
Por eso el mundo se ve así.


El asunto es que hemos llegado a vivir en una guerra de egos. Cada uno le rinde pleitesía al suyo, porque se cree aislado y vulnerable. Resulta que en cada uno, la función de los egos es una sola: Mantenernos confundidos y asustados en la creencia de que estamos desconectados entre nosotros y de la Fuente. Su función es que veamos al mundo cada vez más complicado y agresivo, para que mantengamos ocupada nuestra mente en defendernos, con lo que la red de ataques y sufrimiento nunca cesa.


Como dice el Budismo en la Primera Noble Verdad: "Existe el sufrimiento". Muy cierto. Existe el sufrimiento en este mundo tridimensional. Pero yo siempre me preguntaba por qué. ¿Podía Dios hacer un mundo en el que regía el sufrimiento y ahí poner a sus hijos? No parecía esta idea concordar con los atributos de bondad que me habían enseñado de Dios... 

Hasta que ahora entiendo: Él no creó un mundo de sufrimiento. El mundo de sufrimiento lo hicimos nosotros mismos, -como tontos masoquistas-, que no nos damos cuenta de que el sufrimiento de nuestro prójimo es el nuestro propio.

Nuestra personalidad nos impulsa a competir y a atacar. Y en ello se nos va la vida, logrando solamente efímeras victorias que no nos hacen felices.

Por eso la insistencia de los sabios en que nos liberemos del Ego.
Esto es, resumidamente, dejar de ver a los demás como enemigos... como competencia... como los que deben perder para que nosotros ganemos...
Y adoptemos una actitud pacífica en todo momento. En cada pequeña actividad diaria, observémonos atentamente, porque probablemente estamos buscando el ataque a otro, con la disculpa de que necesitamos sobrevivir.

Y sí. Sobreviviremos pacíficamente cuando nos aliemos a nuestros semejantes; no cuando creamos vencerlos y dominarlos, pues ello no nos llevará sino a más caos y sufrimiento.