domingo, 31 de enero de 2016

Conversación Íntima



Desperté hoy con una voz en mi cabeza que decía:

"En la mañana cinco minutos y en la noche otros cinco".

Pero no recordaba qué debía hacer en esos dos periodos... Era algo importantísimo pero no me llegaba a la memoria.

Esperé. Me relajé y pensé en entonarme con el  Universal Cósmico, como en mi juventud me enseñaron los Rosacruces.

Me quedé allí entre dormida y despierta, como flotando sin pensar en nada y volví a percibir la voz en mi cabeza:

"¿Por que no reservas unos minutos de tu día para pedirme  lo que necesitas, 
a mí que soy tu Padre?"

Me quedé atónita. ¿Como era eso? ¿Pedir algo gratis?
¿Sin sacrificio y sin esfuerzo?
¿En cinco minutos?
¿Sin rosarios eternos y agobiantes?
¿Sin dolorosas peregrinaciones?
¿Sin repetidos periodos de visualizaciones intensas?

Espere otro poco rumiando mis preguntas.  Relajada, y:
"Les mandé decir con Jesús: Pedid y se os dará. ¿Es que no le creyeron?"

Mis labios se movieron susurrando que me daba vergüenza ser una pedigüeña y que entendía que debía trabajar para lograr lo que necesitaba.

 "Tú que eres madre,  ¿Desconoces el placer de dar al hijo amado todo lo que desea? 
Tú y yo somos Uno mismo... Yo me realizo en ti... ¿Por que te negaría lo necesario?  
Y también, ¿Por que te negaría el más mínimo capricho?"

Me quedé pensando.

"¿No viste todo lo que hacía Jesús? 
¿Es que acaso crees que resucitaba muertos 
porque había adquirido poderes graduándose con los esenios? 
Lo hacía simplemente porque se sabía comunicado conmigo y  porque asumía que soy su Padre"

Pensé que Jesús nunca pediría nada en su propio provecho. Con él ese maravilloso don estaría a salvo de mal uso. Pero, ¿Y conmigo?

Otro largo silencio, manteniéndome casi en blanco.  Casi...  Porque alcancé a pensar que ya ni siquiera conservaba en mi mente mi gran preocupación por las modificaciones que planeo para mi casa.  Sin embargo,  ese tema estaba ahí dentro, en un rincón  oscuro muy distante de lo que me ocupaba en el momento.

"No te mandé a luchar.  Te mandé a reconocerme".

Silencio.

"Jesús sí confiaba en su Padre.  Lo dijo mil veces.  O ¿Es que tú no crees en mí? "

¡Claro que sí! Respondí rápidamente. ¡Te conozco y te amo con todo mi corazón! Eres lo más grande.  Mi soporte.  Mi esperanza.  ¡Mi mayor ilusión es fundirme contigo!
 "¿Por que entonces complicas las cosas?"


Le dije que perdonara mi torpeza intelectual... Pero que me costaba creer que pudiera pedir todo lo que se me ocurriera.
¿ Podría acaso pedir un viaje de placer impunemente?
 "¿Y qué le ves de malo a salir de tu rutina y conocer sitios nuevos? "


Más silencios míos tratando de procesar lo que oía...

"Lees y lees pero en el fondo no crees nada de lo que aprendes.  
Y lo peor,  No te sientes digna. 
 ¡Cambia ya esa creencia fundamental
Eres mi hija y lo mereces todo.  

Conversemos cada mañana y cada noche de tus necesidades para desarrollarte en este mundo finito, mientras regresas al espacio gozoso conmigo. 
Te conozco, y sé que jamás darías mal uso a esta facultad que te pertenece por derecho propio"

-Amado mío:  ¡Me vas a malcriar!-
                                                               "Para eso soy tu Padre."




Entonces, como ejercicio, acatando tu paternal dádiva, procederé cada mañana a darte gracias y cada noche a hacerte mi pedido diario, elegido cuidadosamente durante el día.

Prometo, eso sí, pedir deseos  armoniosos y acordes con tu Hijo. Con tu Hijo significa con tu Creación: O sea, conmigo (el burro adelante) y con cada ser sintiente -sea éste humano o no humano-.

Serán solicitudes de cosas concretas. No te pediré "La paz del mundo" ni "La iluminación de la Humanidad" como he venido haciendo. En cambio seré muy concreta en solicitar cosas específicas para mí y para los demás.

También procederé a anotar mis pedidos para poder verificar tus procedimientos para su cumplimiento. Eso satisfará un poco mi mentalidad occidental, que todo lo quiere demostrar experimentalmente. ¡Amén!