Del concepto de la física moderna, de que somos
una forma de energía -como lo son los
árboles, las mesas, las montañas y todo lo que posea atomos y sus
partículas constitutivas-, se derivan metodologías de restauración de la salud
que a mi forma de ver son todas válidas por definición, aunque no sean sanaciones ortodoxas según las facultades de medicina.
El cuerpo humano es un bullicio de vibración y movimiento
atómico incesante, que mantiene su
integridad precisamente por esa agitación permanente. De esa actividad que le
confiere la vida se originan flujos de energía creadora que se organizan en
cursos múltiples que la sabiduría ancestral ha interpretado con más o menos
exactitud. Allí ya entran las diversas
escuelas y esa discusión no nos compete ni afecta este análisis.
Así, la salud no
sería otra cosa que el correcto flujo de la energía vital. Igualmente,
la enfermedad sería la interrupción del mismo en uno u otro lugar, que se expresaría en afecciones con síntomas
diversos.
La solución, por
supuesto es restablecer el flujo de
energía. ¿Con qué se haría eso de manera más natural? Pues con
energía del mismo tipo.
Allí viene la autenticidad de los métodos de sanación
mediante el movimiento de la energía
como la imposición de manos... el Reiki, por ejemplo. Las mismas manos del propio paciente sobre el sitio adolorido o enfermo; o si están
disponibles las manos de un sanador más vital que se ha ejercitado en almacenar
más energía por métodos como la respiración, la meditación o el Qi Qong, pueden ser una rápida solución a la
afección.
El niño hace instintivamente esta aplicación de la propia
mano cuando recibe un golpe... Y más
efectiva aún para aliviar el dolor, es la
mano materna.
Del Reiki, a veces espontáneo a veces consciente, se pasa al método del masaje, que toma mayor contacto
con la zona adolorida. Y ¡Qué montón de
estilos de masaje existen en la medicina tradicional de todos los pueblos!
El Shiatzu es también un ejemplo de terapia sanadora
mediante la presión de los dedos y la mano sobre los nudos energéticos del cuerpo.
(Se dice que un emperador japonés lo usaba para curar la artritis de su madre).
Y de estos sistemas pasamos a la Acupuntura, que es la metodología con la que estoy más familiarizada, cuya aplicación básica se puede
hacer simplemente con los dedos (Digitopuntura), si es que nos asustan las agujas.
El caso es que las manos energizadas de cualquier persona pueden desatascar los canales de energía vital que el paciente tiene bloqueados. Esto tiene más lógica que maltratar el pobre estómago, afectando de paso otros órganos, con píldoras de origen químico, que es lo que hace la medicina alopática.