El presente es un ejercicio personal de aplicación de la teoría de las
creencias de Seth que coloco en este blog como ejemplo ilustrativo, para quien
quiera lanzarse a hacer lo mismo en busca de creencias subconcientes que le
traigan complicaciones en la vida diaria.
En mi caso realicé un analisis sobre una reacción inusual que se repite cuando me expongo a ciertas circunstancias, haciendo que me vea como alguien completamente diferente a quien normalmente soy.
Se trata de los problemas que se me
generan cuando contrato una simple reparación en mi casa. Revisando lo que sucede, concluyo que esos disgustos podrían deberse a una falsa creencia de que contratar un profesional de la construcción
está fuera de mi alcance económico. ...Tal vez...
Será por eso que termino contratando teguas, con obreros ineptos que me
entregan un producto que no me satisface. Eso me obliga además, a
participar activamente en la labor, agotándome física y emocionalmente, con
el desagrado que trae notar que la inversión sale más cara con las
correcciones posteriores. Adicionalmente, la presión me induce a maltratar a los torpes
ejecutores, pues me despierta una desconocida agresividad.
Para corregir esto, en primera instancia me pareció que podría cambiar hoy mi creencia por otra más conveniente, como la siguiente:
"Creo que contratar expertos eficientes está a mi alcance económico y es
lo que debo hacer en todos los casos. Así, mis inversiones se destacarán y no
perdere tiempo ni dinero".
No obstante lo anterior, me doy cuenta que el problema no es tan simple, pues no se limita a los albañiles sino que se extiende a los médicos y otro tipo de empleados. Entonces, debe haber otra creencia más importante
sepultada en mi mente respecto a quienes trabajan para mí.
Porque
recordando los muchos empleados que contraté durante más de 24 años en mi
empresa ambiental, resulta que sucedía el mismo fenómeno de resultados
deficientes, ineptitud y agotamiento en correcciones. ¡Furia!
O sea que debe haber una creencia errada más profunda que me llevaba a
rabiar y a tener que corregir personalmente también los trabajos
intelectuales, pues en general eran de pésima calidad en forma y en contenido.
Luego me sentía estafada cuando tenía que pagar un costo acordado por el
trabajo recibido, que a mi manera de ver, no lo valía jamás.
Entonces, coincidiendo con el problema ya descrito de los
albañiles, me parece que también en la consultoría yo buscaba
profesionales mediocres por su menor costo.
¡El problema parece volver a tener tinte económico!
Cual es entonces, la creencia equivocada más profunda que domina mi actuación en esos casos?
Al observarme impersonalmente, se destaca una
permanente descalificación de los demás en cuanto a su preparación académica,
pues considero en mi interior que en su gran mayoría fueron malos estudiantes o no
tenían capacidad intelectual suficiente.
Ahora, profundizando, reconozco que
esa creencia sobre la inferioridad de la gente que me rodea viene de mi
rigidez durante mi época de estudiante, en la que posiblemente consideraba que
mi única cualidad era ser buena intelectualmente.
Entonces, la creencia errada podría ser que yo no valía nada, a menos
que me mantuviera elevada académicamente. Y a eso me dediqué en los aspectos
técnicos y filosóficos toda la vida !Tanto he estudiado!
Gravísimo, ¡Porque me obligaba a saberlo todo!!! Y si no lo sabía, debía
deducirlo rápidamente.. Esto es, inventarlo. Lo que me llevó a ser muy
dogmática.
Por eso, subconcientemente no puedo permitir que nadie haga mejor que
yo las cosas, o sepa más que yo, pues perdería ante mis
propios ojos todo mi valor. Lo que hago es que consigo personal
inferior para que en la práctica se confirme mi creencia sobre su
ineptitud.
Como puede ser eso? ¡O sea que mi propio valor depende de que los demás
se equivoquen???
Incluso en temas manuales como la albañilería disfruto
encontrando conceptos de geometría y propiedades de los materiales que corrijo
a quienesestán laborando para mi.
¡Increíble!!!
¡Increíble!!!
Con todo el análisis realizado, me parece finalmente que la corrección de
creencias más profunda y conveniente implicaría la siguiente frase que repetiría para imprimirla en mi subconciente y corregir mi actitud:
"Creo que valgo por muchas cualidades que poseo como ser humano a pesar de que existan otras personas semejantes y mejores que yo en diferentes temas.
Incluso si no hubiese tenido acceso a la educación superior ni hubiera estudiado en tantas escuelas de pensamiento, sería alguien muy valioso también.
Mi valor es intrínseco y escencial".
Este ejercicio significa un alivio y la posibilidad de conocerse un poco mejor. Practicando esto, tal vez me libero de la necesidad de perfección y restauro
el valor de los demás en sus propias especialidades y conocimientos.
Y agradezco la llamada de atención que genera mi reacción, pues como Seth dice, es bueno dejar salir la agresividad (que existe en todos los animales antes del ataque), pues es una medida contra una explosión de violencia o en su defecto para evitar la incubación de una enfermedad.