En múltiples escuelas espirituales se insiste en la necesidad de agradecer
las cosas buenas que nos suceden en la vida. Igualmente, en la aplicación de la ley de la atracción, se indica que la concentración en lo deseado debe ir acompañada por un sentimiento firme de
agradecimiento, con la convicción de haber ya recibido lo que se está
pidiendo. Igual se usa en religiones como las cristianas, donde las fórmulas de
oración contienen frecuentes "Te damos gracias, Señor, Dios del
Universo".
Entonces, dar las gracias por adelantado imprime en el
subconsciente la certeza en la idea deseada, manifestando una actitud
de confianza que de por sí sola es una orden para la mente creadora,
que automáticamente procederá a exteriorizar lo deseado.
Por otra parte, agradecer las cosas buenas de las que ya estamos
disfrutando, refuerza su existencia y aleja la tentación de albergar
pensamientos de temor a perderlas, que podrían activar el indeseado mecanismo
contrario.
En este último aspecto, el rico perderá su fortuna si permite que
pensamientos negativos sobre la economía o sobre su suerte, lo
llenen de temor.
Igualmente pasa con la salud, que está mucho mejor conservada en general, en
comunidades campesinas o indígenas, ignorantes de los
"descubrimientos" de nuevas enfermedades por parte de los médicos,
que vendrían a mellar su confianza natural en la normalidad del "estar bien".
Entonces, la actitud correcta del rico sería mantenerse agradecido con su
suerte y con sus antepasados que labraron su herencia, antes que
permanecer revisando los índices económicos o hablando de los riesgos de
colapso económico, porque con ello da espacio al temor de la quiebra.
Decía el abogado-intelectual: "El Temor genera el objeto Temido"
Lo mismo para la salud. Estoy convencida que entre menos noticias médicas se
escuchen, menos síntomas extraños aparecerán en nosotros.
¡Demos gracias!