sábado, 16 de abril de 2016

Om Mani Padme Hum


¡CONTEMPLA LA JOYA EN EL CENTRO DEL LOTO!

El hermosísimo mantra de la Gran Compasión
y los alegres lamas pequeños en el amado Tibet.

Repetir este mantra el mayor número posible de veces en la vida
enaltece el corazón y hace claridad en la mente.

Es el mantra del hermoso Avalokitesvara, Chenrezig o Kannon... 
Con figura masculina muchas veces... Femenina otras tantas.

El buda de la Compasión
cuyo corazón amante estalló en diez mil pedazos para poder ayudar a todos los seres sintientes.
Mil brazos y once cabezas para curar a su prójimo, no le bastaban.

Aquí la versión que más repetí en mis años mozos de juicioso Budismo del Diamante, con fotografías inusuales de lindos aprendices de monje tibetano.


(Ensaya a cantarlo... ¡Se siente uno muy bien!)

Kalu Rimponché lo traduce así:
"OM es la esencia de la forma iluminada;
MANI PADME, representa el habla de la iluminación, y
HUM representa la mente de la iluminación.

El cuerpo, el habla y la mente de todos los budas y Bodhisattvas son inherentes al sonido de este mantra, que purifica el cuerpo, el habla y la mente, y lleva a todos los seres al estado de realización. Sumado a nuestros esfuerzos de meditación y recitación, se desarrollará el poder trasformador del mantra. Podemos verdaderamente purificarnos de esta manera".


Que todos los seres tengan felicidad y la causa de la felicidad;
Que todos sean libres de sufrimiento y de las causas del sufrimiento;
Que no se alejen nunca de la felicidad sagrada en la que no hay sufrimiento alguno;
Que todos vivan en ecuanimidad, sin demasiado apego ni demasiada aversión,

Y ¡Que crean en la igualdad de todo lo que vive!