Aceptar que se está dentro de la mente de Dios, -que es Amor-, saber que se es uno de Sus pensamientos, implica mucho para nuestra conducta y autoconocimieto.
Al ser un pensamiento de la mente de Dios lanzado dentro de su Espacio, que podría definirse como la gigante bóveda de los multiversos, no puedo desear tener voluntad distinta a la de mi emisor.
Parecería que un pensamiento individual no poseería en sí la capacidad de cambiar nada en ese maravilloso ambiente celestial; pero tiene, sin embargo, la facultad de cambiarlo todo si lo desea. Es una vibración eterna que puede ir donde quiera, chocar con lo que quiera, rebotar, saltar y transformarse. ¡Un pensamiento cuyo propósito único es existir!
¡Ser!
¡Orgulloso de su origen y su esencia!
Lanzado al infinito por su generador, por la misma razón por la que se lanzan al aire nuestros pensamientos: ¡Porque sí! Porque un ser pensante, piensa, pues ésa es su función.
- Cada pensamiento tiene el mismo potencial del Pensante.
- No hay sino una (1) Voluntad.
- No hay diferencia entre pensamientos. Ninguno puede ser superior a otro. Aunque los hay más vistosos, según se vayan auto-elaborando y perfeccionando.
- Somos una idea en una sopa de ideas, que se pueden trabajar y entrelazar como nos guste más.
- No hay una realidad externa al Pensador. Su mente todo lo contiene.
- No hay dualidad: nada es malo, excepto dañar la actividad de creación en que se encuentra enfrascado el vecino. Más exacto que llamarlo "malo" sería denominarlo "poco inteligente, o tonto. Obstructor del proceso colectivo".
- Un pensamiento no es violento con los otros pensamientos... O los evita, -si no son afines-, o se complementa con ellos -si lo son-.
A mí, Dios me pensó en 1953, y me llamó Cristal. Soy importantísima para Él; tanto como cada uno de los demás pensamientos de su mente todopoderosa y sabia.
Inicialmente imaginó una aventura básica para mí, y esperó a que yo rellenara los detalles con el motor creativo con que me infundió, para que inventara nuevas trayectorias y colores.
Y como el Gran Observador que es, se sentó a disfrutar del resultado: Se puso a ver mi película, muy interesado y ansioso por asombrarse de cómo aplicaría yo la imaginación, que como Padre me regaló.
(Ahora que lo miro así, creo que he sido muy aburrida en esta vida... Me he limitado a fluir por inercia, ignorante de mis capacidades). Y Usted, ¿Qué tal lo ha hecho?