¿Quién puede imaginarse a Dios circulando por su cuerpo,
dándo forma a cada dedo y coloreando el iris de sus ojos?
sonrosando pómulos y blanqueando la sonrisa.
Me emociona pensar que carmín me recorres
Transportándome la vida.
Mecanismo flexible
Marfil macizo, sin cansarte, con mil legos me sostienes
Armazón impecable y deportista.
Como el viento paseas
jugando, hasta donde el miedo rampea
en inhalaciones cortadas.
Me refrescas los labios y brillas mis ojos.
Que no me hiciste de barro...
¡De tí mismo la costilla!
¡Maravilla! Sentirte delineándome, me vibra.
¿Como es posible?
Me haces. Me elevas. Me acompañas. ¡Me mimas!
En fibra alargada me mueves y me dejas creer que yo sé hacerlo.
Oscuro. Tenuemente en caricias
disfrazado de edredones y de mantas
Calculas temperaturas... La presión ideal...
Sumas y restas por mi bienestar.
Encarnas de lecho benigno y esperas
Que yo decida la inercia,
Para poner todo a punto... El clima, el celeste...
¡Las ganas de verte!
Mientras en sinapsis das chispas
Tornasoles, doradas, que activan la ternura,
Te preguntas paciente
si alguna vez te recuerdo...
Si algún día en mis afanes, quizás,
¡Presiento tu amor!