viernes, 4 de marzo de 2016

Pidamos Perdón a Gaia



El país, en su desesperación por agua, ya no sabe qué hacer.

Estaríamos dispuestos a bailar la danza de la lluvia... - Si la conociéramos-.

Ahora, todos los que oran tienen a la lluvia en sus oraciones. El capellán de mi vereda ya está cansado de pedir un aguacero en cada misa - Sin respuesta-. ¡Que vergüenza de ministro! Pareciera que su jefe no lo escucha...

Entonces,  a mí me dicen:
 "Una petición  correcta y justa nunca queda sin respuesta. Para esto tan elemental de pedir agua en el Planeta-del-Agua, hablen con la propia Gaia"

El problema aquí es que no podemos hablar con ella...

Ya no nos queda bien decir como infantes: "Madre Tierra,  Pachamama, acuérdate de tus hijos".
Si sucede que con ella, ¡Ya ni nos tratamos de "tu"!.

La situación está tan tirante... Estamos tan distantes... La hemos ofendido tanto... Que antes que pedirle perdón y corregir nuestras ofensas,  preferimos ir a cualquier iglesia y pedirle agua a cualquier santo aleatorio,  rogando porque tal vez no se haya enterado por ahí, de lo que le hemos hecho al planeta.

Y así  nos la pasamos los pobladores comunes, los políticos,  los industriales. .. (¡Que no se note que esta catástrofe es también culpa mía!)

Si el río es un masacote espeso, ¿Cómo se evapora el líquido para formar siquiera una nube? ¿Cuál líquido, pregunto, le queda al río?

Si el mar tiene una capa de aceite en muchas partes
o si no, islas flotantes de plástico y basura. ..
¿Habrá normalidad en el origen mismo del ciclo?

Si el suelo está tan seco bajo el pavimento, que las construcciones se resquebrajan porque el proceso de infiltración ya no puede suceder... ¿Por qué el asombro cuando ya no hay lago?


Si la atmósfera está plagada de químicos emitidos por nuestras descuidadas chimeneas industriales y también rociados de forma mal intencionada, ¿Qué iluso podría esperar una nube "normal"? 
Solamente en los días de más esperanza pasan estériles nubes, negras de mugre, que no de humedad,  ¡Cúmulus nimbus que se olvidaron de llorar!
Ahora, ¿Como le pedimos perdón a Gaia?

¿Cual sería una aceptable actitud de arrepentimiento?
¿Que propósito de enmienda nos imponemos? ¿Cuál penitencia?

Debemos dar el primer paso nosotros,  malcriados inconcientes... Porque ella está decepcionándose día a día de su engendro...

Y realmente vamos a llorar cuando definitivamente, esa madre maltratada nos ignore y con razón  nos retire sus cuidados. 

No sabemos cuál... Pero ¡Tenemos pendiente un desagravio!
¡Partida de irresponsables!