El Amor por definición debe ser Universal. No puede tener límites. No puede ser selectivo. No se le pueden poner condiciones. Es difícil esta idea para nosotros, tan sumergidos en el holograma, pero así es y hacia allá debemos dirigirnos: Aunque creamos que no podemos, debemos intentar extender nuestro amor a todos, pero a todos, todos, los que encontremos en esta vida. ¡Eso si es un reto digno de seres tan grandes como nosotros! Y ocasionalmente, puede suceder que encontremos un alma gemela con la cual recorrer este camino. No lo descarto totalmente - porque por casualidad, me pasó-.
Como todos, -me imagino- me pasé la vida buscando el amor. Es un impulso tan profundo, que se vuelve la razón de fondo de nuestro existir. Sin embargo, resulta decepcionante la mayor parte de las veces, porque en lugar de dejar surgir nuestra sabiduría esencial, atendemos a los guías mentirosos que encontramos al entrar en el mundo dual en que estamos temporalmente.
Como todos, -me imagino- me pasé la vida buscando el amor. Es un impulso tan profundo, que se vuelve la razón de fondo de nuestro existir. Sin embargo, resulta decepcionante la mayor parte de las veces, porque en lugar de dejar surgir nuestra sabiduría esencial, atendemos a los guías mentirosos que encontramos al entrar en el mundo dual en que estamos temporalmente.
La función de estos seudo guías en el tema del amor, ha sido en todos los casos, la siguiente:
- En primer lugar, el ego surgió y nos engañó, dirigiendo nuestro amor hacia objetivos ilusorios e imposibles, que simplemente contribuían a fortalecerlo a él, alimentando su deseo de atacar y ser obedecido. Con este objetivo, infundió en cada uno el deseo de renunciar a sí mismo para perderse en el ser amado (apreciado como perfecto). Renuncia irreparable para la evolución personal.
- Luego la sociedad deformó el concepto, ajustándolo a sus intereses, volviéndolo utilitarista, como solución a la incapacidad individual de defenderse en muchos sentidos (supervivencia económica, seguridad afectiva, seguridad física, autoconfianza, apariencia de hacer lo correcto, refugio ante la maldad exterior, entre otros). Y finalmente, las religiones contribuyeron a limitarlo y ahogarlo, con la promesa de acabar con la profunda soledad de los egos, creando una familia donde tal vez, en el futuro, sí podría encontrarse el amor.
Pero el alma infinita en nuestro corazón, quería otra cosa: verdadero amor. Pero un amor de verdad. ¡Un amor eterno y sin condiciones! Sin embargo, no se daba nunca cuenta de qué era lo que fallaba. Simplemente, tras un desengaño, volvía a intentarlo empecinadamente, para volver a encontrarse con la lucha de otros dos egos, voraces, caníbales, absorbentes, a los que no les interesaba más que su propia saciedad. Saciedad, que además, en el mundo 3D no puede darse, por ser éste el mundo de la escasez y de lo impermanente. Si todo en este mundo se deteriora y muere... ¿Cómo podría el amor ser real y permanente?
El Amor fundamental está en lo más profundo de nuestro ser. Corrijo: no es que "esté". Somos el Amor (con mayúscula). En cambio, el amor terreno es el débil reflejo de la tan mentada Ley de la Atracción que modela toda la existencia, resentido al reducirlo al contacto material. Y esto último es cierto en todos los casos, aunque queramos dárnolas de altruistas o espirituales. La prueba es que necesitamos "otra" persona para enamorarnos... y persona, en este mundo de la dualidad, del Kali Yuga... significa simplemente "cuerpo". Sin cuerpo no hay enamoramiento. Así funcionan las relaciones especiales, bien distintas del Amor Universal, impersonal que nos debería animar, para poder encaminar nuestra existencia hacia la Felicidad y no hacia la decepción, como sucede en la práctica.
Así, para nuestra sorpresa (si es que llegamos a ser conscientes de ello) el amor nos atrae, pero en las condiciones en que estamos, nos lleva directamente a un vacío mayor que el que teníamos antes de entrar en esa ansiedad. Porque "el ego entabla relaciones solamente con el propósito de obtener algo".
En este desencanto, para peor de males, la sociedad complica ciertos contactos que parecieran llevar al amor, creando dramas tremendos al dificultar combinaciones como: hombre-hombre, mujer-mujer, casado-soltera, casado-casada, primo-prima, católico-judía, etc. El resultado es ineludiblemente el samsara, aún en los casos en que no se encuentren las barreras preestablecidas por la sociedad de turno, puesto que el aparentemente afortunado encuentro soltero-soltera, conlleva al peor de los problemas, enredando a los participantes aún más en la rueda de las encarnaciones. Porque por un lado, el aceptar la rutina les hace perder el norte espiritual, ante la necesidad de concentrarse -en pareja, si se llevan bien- en la supervivencia... Y en segundo punto, por la decepción de haber elegido una vida insulsa, apremiante y material, muchas veces violenta y llena de temor, muy diferente de las ilusiones originales y el ansia de Amor infinito del alma. Lo peor, es que el resultado final es que cada corazón se siente culpable por haber maltratado la sagrada imagen del amor que albergaba en su alma.
Lo importante aquí, después de este discurso -demasiado largo-, es que tenemos que comprender que nuestro verdadero ser no es culpable de nada. ¡Nunca podría ser culpable! ¡Somos emanaciones de la Fuente perfecta, por lo que no podemos ser menos que perfectos! ¡Liberémonos de la culpa por todo lo que le hicimos en los años pasados al amor, al comprender que eso NO ERA EL AMOR!
Corazoncito maltratado: No le fallaste al amor. Le fallaste a lo establecido. Tú recordabas lejanamente tu origen en el Amor, y te resistías a conformarte con lo que lo imitaba torpemente: Rompiste contratos. Huíste. Ganaste juegos de astucia. Intentaste secretamente alejarte de los esquemas... de las reglas del samsara. Actuabas en defensa propia, pobre corazoncito desencantado. ¡Nunca actuaste contra el amor, porque eso no era amor! El verdadero Amor no exige sacrificios ni sufrimiento, como te han hecho creer. No es necesario mantenerte temeroso. ¡No tienes que disminuirte para amar!
Así que, en lo posible, no corras tras las relaciones tridimensionales (no quiere esto decir que seas irresponsable con aquellas en que ya te has atado). Recuerda que:
"Tu única relación real es aquella que tienes con todo el Universo.
Y ese Universo, al proceder de la gran Fuente,
está mucho más allá de la mísera suma de todos los cuerpos separados".
"Si el Universo no estuviese unido a ti, estaría separado de Dios,
y estar sin Él es carecer de todo significado"
Somos Uno y por medio del Amor, tendremos que liberarnos juntos o no se liberará nadie.
No nos demoremos innecesariamente desviándonos en relaciones perecederas.