jueves, 9 de mayo de 2013

Salud. ¿Perdimos las semillas??

La alarma sobre las semillas de nuestros alimentos, monopolizadas y patentadas por grandes empresas internacionales, era hasta hace una década, queja de "conspiracionistas" a quienes no se les ponía mayor atención, pues parecía que obsesivamente veían mano negra en todo lo que pasaba en el mundo.

La simple idea de que el campesino no pudiera usar las semillas naturales a su alcance, era algo tan inaudito, tan inhumano, tan absurdo, que uno no podía aceptarlo como cierto, en un planeta aquejado por el hambre. Lo mismo que cuando países latinoamericanos alzaron su voz al notar que sus especies estaban siendo plagiadas y patentadas en los altos círculos científicos del primer mundo, uno no entendía bien cuál era el problema; de tan desquiciado que sonaba.

Pero, como el que controla la semilla controla la alimentación y con ello al mundo, la aceptación paulatina de las semillas transgénicas -que precisamente por modificadas, están sujetas a leyes de propiedad intelectual aprobadas para beneficiar a estas grandes transnacionales-, nos está colocando en una posición de tremenda desventaja, hasta el punto de que en varias especies alimenticias existe persecución hacia los campesinos que no usan las semillas "certificadas". 

Estas semillas, cada vez más ostentan la espantosa característica de no ser fértiles, con lo cual el agricultor tiene que comprarla nuevamente para cada cosecha, sin poder aprovechar la que posee. Y si llegaran a ser fértiles y las reutilizaran, los campesinos son multados y perseguidos por no pagar los "derechos" de la gigantesca empresa.

Más información sobre esta demente apropiación de los beneficios que la Naturaleza ha dado de manera gratuita a toda la Humanidad, puede encontrarse fácilmente en Internet colocando simplemente el nombre de Monsanto, la ingeniosa empresa que mueve anualmente millones, aniquilando lo que nos pertenece a todos, mientras impone y globaliza granos que afectan paulatinamente los suelos y la salud humana. 

La doctora Vandana Shiva, científica hindú, explica de manera sencilla la situación en la siguiente charla.


Ahora, más que quejarnos, debemos tomar acción en algún sentido, antes de que los vivos de siempre se nos adelanten. Ya algunos países como el Paraguay y Argentina lo están haciendo; y en el Ecuador, la Constitución prohíbe el ingreso de semillas transgénicas, a menos que sea considerado por el ejecutivo de "interés nacional" (queda, no obstante, abierta una rendija al lobby político). 

En este contexto, una maravillosa iniciativa de un grupo de jóvenes en Ecuador y Colombia está recolectando, almacenando y distribuyendo las semillas autóctonas, creando una banco con todas aquellas semillas que constituyeron nuestro alimento tradicional. Estos muchachos a quienes conozco y admiro, emprendieron la labor hace pocos años, con sus propios recursos, como Guardianes de Semillas. Ahora han conectado toda una red de pequeños productores orgánicos, que podrían -si las leyes no llegan a impedírselo-  garantizarnos la conservación del gérmen natural y libre de nuestro alimento. Son gente única, que merece ser apoyada. 

En su Declaración de Principios, que también deberíamos adoptar como nuestra, están las siguientes frases:

  • "Reivindicamos el derecho de guardar, reproducir, multiplicar, intercambiar, donar, compartir, vender y regalar libremente las semillas.
  • Nos basamos en la amistad, la confianza y la solidaridad como factores básicos para la efectiva articulación de la red.
  • Declaramos que toda variedad y especie pertenece al dominio público, y por lo mismo posee derecho de libre circulación, sin fronteras, para compartir e intercambiar libremente, ya que el movimiento revitaliza la semilla permitiendo su evolución y adaptación climática y geográfica.
  • Desconocemos a los organismos genéticamente modificados e híbridos degenerativos como semillas, ya que no cumplen la función de generar y sostener la vida".
Aquí la dirección de su página web: