jueves, 25 de febrero de 2016

Amplificar la Conciencia del Presente



La visión integral se logra con un ligero desenfoque relajando la mirada. Se deja de hacer fuerza en cada detalle de la escena, intentando perder de vista ese punto central en donde se mantienen habitualmente los ojos y permitir que aparezca el paisaje periférico.

He notado que el ejercicio visual que propongo en esta entrada aumenta la conciencia en el presente: Forzarse a mirar toda la escena de una sola vez y no quedarse en el enfoque del detalle por detalle.

Esta disciplina, que se puede hacer en cualquier momento, genera un salto de conciencia desde una hasta tres dimensiones, que nos permite sentirnos plenamente en el sitio donde estamos, de manera integral.
 

¡Seremos concientes de que somos "algo que piensa" que está ahí en medio de una escena!

Por ejemplo: En lugar de recorrer con la mirada nuestro cuarto viendo sucesivamente un cuadro, un libro, una ventana, unas vigas de madera en el cielo raso, unos óleos enmarcados, nos sentiremos en cambio, de un solo golpe, metidos dentro de un espacio cúbico delimitado simultáneamente por paredes, ventanas y techo con vigas; adornado con cuadros, además.

Este ejercicio da una agradable sensación de conciencia y voluntad de estar ahí donde estamos. Es como mirar un estereograma... Donde pensábamos que no había nada ¡Aparece una imagen nueva!



¡Es eficazmente una ampliación de la conciencia!

Lo mismo puede hacerse cuando uno se coloca al volante: Antes de arrancar, conviene preguntarse "¿Donde estoy?" Y con esta visión ampliada, pasar a ser conciente de estar encerrado en una ridícula y pequeña caja metálica con ruedas, a punto de moverse.

Automáticamente, en la nueva visión aparecerán no solamente las cosas laterales, sino que nosotros mismos nos haremos visibles a nuestra percepción, como sujetos partícipes de la misma.

En el caso de estar a punto de conducir el automóvil, con este ejercicio dejaremos de mirar como zombies el carro que está adelante, para empezar a ser concientes de los postes, las casas a lo largo de la vía, con el cielo arriba de ellas; el conjunto del tráfico con nuestro auto haciendo parte de él.

Y lo más importante, seremos concientes de que existe un personaje sentado (no vemos totalmente su aspecto; tal vez solamente parte de las piernas o la silueta de sus manos), con una serie de controles y palancas frente a él, que además está respirando aire mientras siente la suavidad del contacto del asiento contra su cuerpo. Increíble: ¡Respira!



Lo recomiendo, porque me ha servido para darme cuenta dónde estoy (cuando tengo la disciplina de ejercitarme).

Cuando lo hago, ¡Siento que existo! Experiencia no muy común en nuestra rutina.